Cómo una llamada llena de esperanza, así describe Marisela De los Reyes el momento en el que le notificaron que había para ella un riñón que le mejoraría la calidad de vida.
Desde niña sufrió de una infección renal que constantemente le ocasionaba molestias para ir al baño, tanto así que en ocasiones obligaba a que sus padres salieran con ella de urgencia a cualquier centro médico para que aliviaran su dolor.
Progresivamente su enfermedad pasó de recurrente a crónica y las funciones de sus riñones comenzaron a limitarse. A los 23 años, mientras trabaja como asesora comercial y al mismo tiempo estudiaba su carrera técnica en el Sena, empezaron a aparecer los síntomas.
Vómitos, constante dolor de cabeza, retención de líquidos, hinchazón de manos y pies, entre otros, fueron algunas de las primeras complicaciones que vaticinaban para Marisela la pérdida total de sus riñones.
'Con la hemoglobina muy por debajo de lo normal y la creatinina elevada, el médico me diagnosticó insuficiencia renal crónica, por lo que inmediatamente empecé el tratamiento'.