En el imaginario colectivo de nuestras sociedades, la depresión y la ansiedad fueron por muchos años palabras impronunciables y con una gran carga de vergüenza, pero la realidad sobrepasa los juicios. Son enfermedades que tocan cada vez a más personas, en muchos casos sin diagnosticar o identificar de manera adecuada. Hacen parte de la vida, habitan el discurrir diario y, para algunos, pueden terminar convirtiéndose en huéspedes peligrosos, con la capacidad de tener impactos significativos en la calidad de vida de los individuos o generar discapacidad a largo plazo.
Con la pandemia del covid-19, los casos de personas diagnosticadas con estas enfermedades se dispararon y en muchos lugares se comenzó a ver como un tema de salud pública. Esto terminó por despertar la curiosidad e impulsó a la profesora Grethel León Mejía y su estudiante de la Maestría en Genética de la Universidad Simón Bolívar Anthony González Córdoba, quienes investigaron si a los pacientes con depresión crónica y ansiedad se les incrementa el estrés y los marcadores de daño oxidativo en el ADN.
Una de las grandes dificultades que enfrentaron fue acceder a personas que estuvieran dispuestas a hablar de sus casos o encontrar estadísticas sobre estos trastornos en la región Caribe colombiana, lo que los motivó para ir más a fondo. Así realizaron el primer estudio con un abordaje molecular sobre depresión o ansiedad en Colombia, al cual titularon “Evaluación del daño oxidativo y su relación con el polimorfismo del gen OGG1 en pacientes psiquiátricos con trastorno depresivo crónico con síntomas de ansiedad”.
Para la conformación del grupo de pacientes a estudiar fue clave el acompañamiento y la asesoría de una profesional en psiquiatría, quien ayudó a determinar los parámetros y procedimientos claves para identificar y diagnosticar las enfermedades.
En el laboratorio
González y León Mejía evaluaron el daño oxidativo y su relación con el polimorfismo del gen OGG1 en cuarenta pacientes psiquiátricos con trastorno depresivo y ansiedad de la ciudad de Barranquilla. El procedimiento consistió en la recolección de muestras de sangre periférica de esos pacientes y de otras treinta personas control sin antecedentes de esta patología.
La técnica usada fue el ensayo cometa alcalino estándar y modificado, que sirvió para analizar el daño oxidativo. Y mediante la PCR-RFLP (técnica de polimorfismo de longitud de fragmentos de restricción), que se usa en genética molecular para identificar la variabilidad en secuencias de ADN, fue analizada la presencia del polimorfismo OGG1 Ser326Cys.
Según explicaron, en condiciones normales existe un equilibrio de nuestros antioxidantes en el cuerpo, ya sean ingeridos en la dieta u obtenidos del propio organismo a través de diversas enzimas. Pero, de igual manera, se generan oxidantes o sustancias que generan daño en las moléculas de las células. Al haber un desequilibrio, los oxidantes terminan predominando. Esto no es algo nuevo, ya que estudios realizados en otros países han demostrado daños asociados a la depresión, la ansiedad y otras enfermedades neurodegenerativas.
Así identificaron varios marcadores genéticos y en específico el gen OGG1, que codifica una enzima que juega un papel crucial en la reparación del daño oxidativo en el ADN. Si existe una base dañada que resulta de la oxidación del ADN, la enzima OGG1 corta la base dañada y facilita su reemplazo con una base correcta a través del proceso de reparación por escisión de bases (BER por sus siglas en inglés), ayudando a mantener la integridad genómica y prevenir mutaciones en el organismo.
Los investigadores de Unisimón replicaron esos trabajos para ver si obtenían los mismos resultados, considerando que la genética de los individuos del Caribe colombiano es diferente por la mezcla de etnias africanas, indígenas, españolas y árabes.
La principal conclusión fue la evidencia de daños mayores en el ADN (cometa alcalino estándar) y mayor daño oxidativo en purinas (cometa usando enzima FPG) en los pacientes con depresión y ansiedad, comparado con el grupo control.
Además, los pacientes portadores del polimorfismo OGG1 Ser326Cys presentaron mayores niveles de daño que los individuos portadores de las variantes OGG1 326 Ser/Ser y OGG1 326 Cys/Cys.
El hallazgo de una asociación entre la depresión y la ansiedad con el daño del ADN aporta al conocimiento de estas enfermedades y un nuevo enfoque de cómo pueden afectar a las personas, al tiempo que abre caminos a nuevos enfoques terapéuticos personalizados para los pacientes.
La alimentación puede ayudar
De acuerdo con el análisis, en aquellas personas que referenciaron el consumo de frutas y vegetales fue encontrada una correlación inversa con el porcentaje de ADN en la cola del cometa estándar y también para el cometa usando enzima FPG. Por el contrario, aquellas que consumían más alcohol tuvieron mayores niveles de daño en el ADN basal y daño oxidativo.
“Sin embargo, no fue encontrada una asociación significativa entre la edad y los parámetros de daño ni de las variables sociodemográficas con la presencia o ausencia del polimorfismo, y tampoco la influencia del uso de diferentes fármacos en el daño en el ADN”, señalaron León y González en las conclusiones.