Compartir:

La epilepsia es un trastorno neurológico crónico que se origina por una actividad eléctrica cerebral anormal, similar a una tormenta eléctrica dentro de la cabeza, lo cual provoca crisis epilépticas o convulsiones. Actualmente, se calcula que impacta a más de 50 millones de personas alrededor del mundo y que el 80% de ellas viven en países con economías emergentes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Colombia, entre 2022 y 2024, se atendieron a más de 300.000 personas por epilepsia, siendo Bogotá y Antioquia las regiones con más registros, esto según el Sistema Integrado de Información de la Protección Social.

Debido a que este trastorno es complejo de entender y tiene múltiples detonantes y manifestaciones, a menudo, suele involucrar estigmatizaciones y prejuicios. Por ello, en el marco del Día de Conciencia sobre la Epilepsia, también conocido como Día Púrpura, que se conmemora cada 26 de marzo, Abbott y la Asociación Colombiana de Neurología (ACN) abordan cinco de los principales mitos que persisten en la actualidad sobre la epilepsia y quienes viven con ella.

“Por muchos años, la epilepsia ha sido malinterpretada haciendo que se difundan creencias erróneas. De hecho, el Día Púrpura, que fue concebido en el 2008 por una niña de nueve años diagnosticada con epilepsia, hace referencia a un color que se asocia con el misterio y la confusión, reflejando así la complejidad de esta condición, a menudo mal entendida. Pero también, representa la creatividad, la esperanza y la fortaleza de estas personas, buscando el tratamiento más efectivo que les permita tener una vida con calidad”, aseguró el Dr. Álvaro Rojas, director Médico de Abbott en Latinoamérica.

Mito 1: La epilepsia se origina por una enfermedad mental

Se ha acreditado falsamente que la epilepsia se debe a supersticiones o enfermedades mentales, lo cual ha provocado que los pacientes sean estigmatizados y aislados. Sin embargo, la epilepsia trae consigo unos estallidos repentinos de actividad eléctrica en el cerebro, lo que provoca las crisis epilépticas.

Sus orígenes pueden cambiar de persona a persona. “A veces es hereditario, otras veces es causado por daño al cerebro debido a una lesión grave en la cabeza u otra afección como un accidente cerebrovascular o un tumor cerebral. Para algunas personas, incluso, es imposible saber exactamente qué causa su epilepsia. Pero normalmente es una afección que se puede controlar con medicamentos y atención adecuada”, señala el Dr. Fidel Sobrino, presidente de la ACN.

Mito 2: La epilepsia aparece únicamente en la etapa de la niñez

Es un error común asumir que todas las personas con epilepsia nacen con ella, cuando la enfermedad puede desarrollarse en cualquier persona sin importar su edad. Lo que sí, es que su aparición es más habitual en la niñez o después de los 65 años.

En lo que respecta a los niños, ellos y sus familias viven con la preocupación constante de experimentar convulsiones repentinas. En el colegio puede ser más difícil: más de la mitad de los niños dicen que les resulta más difícil aprender que a otros niños y que tienen problemas con la memoria. En los adultos mayores, estos episodios suelen estar relacionados con otros problemas de salud, como accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas.

Mito 3: Todas las crisis epilépticas o convulsiones son iguales

Existen más de 30 tipos diferentes de crisis epilépticas, comúnmente llamadas convulsiones, y no toda situación de este tipo incluye movimientos espasmódicos. Algunas personas pueden parecer ausentes o solo deambular. “Cuando pensamos en un episodio epiléptico, a menudo pensamos en sacudidas y temblores incontrolables. Esa es una forma de ataque, pero hay otras como perder el conocimiento, ponerse rígido o tener una sensación de hormigueo en los brazos o las piernas”, indica el Dr. Sobrino. La mayoría de las personas con epilepsia tienden a tener el mismo tipo de convulsión cada vez, por lo que familiares y amigos pueden saber qué buscar y un profesional de la salud puede aconsejarles sobre las mejores maneras de brindar apoyo.

Mito 4: La epilepsia no se puede tratar

Contrario a esta creencia, los tratamientos para la epilepsia han avanzado enormemente. Ahora, las personas pueden presentar menos crisis epilépticas, e incluso, dejar de experimentarlas por completo[12]. Esto permite que, quienes la padecen, puedan vivir una vida plena. Al respecto, el Dr. Rojas de Abbott afirma que “La epilepsia es altamente tratable. Según la OMS, se estima que más del 70 % de quienes experimentan este trastorno podrían vivir sin convulsiones si tuvieran acceso a un tratamiento adecuado”.

Existen diversas opciones de tratamiento, unos más convencionales que otros. En ciertas formas de epilepsia, la música ayuda a controlar la afección. Por ejemplo, un estudio con niños en Taiwán demostró que 4 de cada 5 menores experimentaron menos convulsiones tras escuchar a Mozart. Asimismo, existen dietas como la cetogénica - basada en disminuir los carbohidratos para inducir la quema de grasas – que han demostrado ser efectiva en ciertos casos.

Mito 5: La epilepsia tiene un único factor desencadenante

Existen múltiples factores que pueden activar una crisis epiléptica. Hay casos en el que las luces intermitentes pueden ser uno de ellos, pero también pueden influir factores como la falta de sueño, el estrés, el consumo de alcohol, el ruido o los ciclos menstruales.

“Si bien los síntomas, las causas y los desencadenantes de la epilepsia pueden diferir, existe una variedad de opciones de las que las personas con epilepsia pueden beneficiarse para ayudarlas a controlarla y vivir una vida plena y saludable. La epilepsia no tiene que ser una barrera para la vida cotidiana, sino simplemente una condición que puede tratarse de la mejor forma posible. Ante cualquier signo de duda, se recomienda entrar en un control médico inmediato que permita un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado”, concluyeron los representantes de Abbott y la ACN.

Por último, vale la pena mencionar que, persisten retos en cuanto al diagnóstico y tratamiento de la epilepsia. Se estima que casi la mitad de todos los casos permanecerán sin diagnosticar durante largos períodos, debido a la falta de conocimiento. Además, de los 35 millones de personas con epilepsia que viven en países emergentes, alrededor del 85 % no recibe ningún tratamiento, aumentando los efectos secundarios relacionados con las crisis epilépticas y la carga psicosocial del estigma y la discriminación. De allí, la importancia de aumentar la concientización sobre la epilepsia e incentivar su diagnóstico oportuno.