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Cuando miramos el rostro de alguien con quien nos sentimos 'profunda, apasionada y desesperadamente' enamorados, un número limitado de áreas en el cerebro están especialmente comprometidas, de acuerdo con un artículo sobre las bases neuronales del amor, publicado en la revista científica alemana Febs Letters. 

Las áreas involucradas, independientemente del sexo, constituyen lo que se conoce como cerebro emocional. Lo anterior no quiere decir que actuén de forma aislada: 'uno de los estados más poderosos y estimulantes conocidos por los seres humanos —el amor ‘romántico’—' es una emoción compleja que no puede separarse fácilmente de otros impulsos como el deseo físico y la lujuria', señalan. 

Estas zonas, que se activan en respuesta a los 'sentimientos románticos' son ampliamente extensivas a aquellas regiones del cerebro que contienen altas concentraciones de un neuromodulador (sustancia secretada de manera natural que actúa de forma similar a un neurotransmisor) que está asociado con la recompensa, el deseo, la adicción y los estados eufóricos: la dopamina.

Explica la neuropsicóloga Nury Lugo que el enamoramiento 'se da por una sobredosis de producción de dopamina. Esta se va abajo cuando la relación se rompe o existe un trauma'. 

Al igual que otros dos moduladores que están vinculados al amor romántico (oxitocina y vasopresina), dicha sustancia es liberada por el hipotálamo, una estructura ubicada en el interior del cerebro que funciona como un enlace entre los sistemas nervioso y endocrino.

Lugo también señala que 'los humanos son adictos a la dopamina, a esa sensación que nos produce el enamoramiento, el encontrar en esa persona el complemento ideal, que lógicamente no es ideal, pero que lo vemos de esa manera'.

Dicen los investigadores que la liberación del neuromodulador referido 'pone a la persona en un estado de ‘sentirse bien’'. Asimismo, parece estar 'íntimamente ligado, no solo a la formación de relaciones, sino también al sexo', que 'consecuentemente' sería considerado como un ejercicio gratificante.  

Un aumento de la dopamina se asocia también a una disminución en otro neuro-modulador, la serotonina (5-HT o 5-hidroxitriptamina), que está relacionada con el apetito y el estado de ánimo. Los estudiosos mencionan que se ha demostrado un agotamiento de la serotonina en las primeras etapas del amor romántico a niveles que son comunes en pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos. 'El amor, después de todo, es una especie de obsesión y en sus primeras etapas comunmente inmoviliza el pensamiento y lo canaliza en la dirección de un solo individuo', afirman. 

Los moduladores oxitocina y vasopresina, adicionalmente, parecen estar particularmente relacionados con el apego y la unión. Ambos son producidos por el hipotálamo y liberados y almacenados en la glándula pituitaria, para ser descargados en la sangre, especialmente durante el orgasmo en ambos sexos, y durante el parto y la lactancia en el caso de las mujeres. En los hombres, la vasopresina también se ha relacionado con la conducta social, en particular con la agresión hacia otros miembros de su mismo sexo. 

El estudio de la revista científica alemana dice que la concentración de ambos neuromoduladores aumenta durante la fase de unión romántica intensa y emparejamiento. Los receptores para ambos se distribuyen en muchas partes del tronco cerebral que se activan durante el amor romántico y maternal. Dicho tronco o tallo hace parte del sistema nervioso central y sirve para religar las estructuras del cerebro a la médula espinal.

Una publicación, en la  base de datos británica Taylor & Francis, recuerda que estudios humanos y de animales sugieren que regiones cerebrales (como la ínsula, el cíngulo anterior y los neurotransmisores que median en la dependencia a sustancias) pueden estar involucradas en lo que se ha llamado 'adicción al amor'.  

Los autores destacan, por otra parte, la activación del hipotálamo con sentimientos románticos y de excitación sexual, pero no con el amor maternal. 'Su activación puede así constituir el componente erótico presente en el apego romántico, pero no en el materno'. Además, indican que la excitación sexual (y los orgasmos) desactivan una región en la corteza frontal, parte anterior del cerebro, que se superpone a la región desactivada observada en el amor romántico.

'Esto quizás no es sorprendente, dado que los seres humanos a menudo ‘pierden el juicio’ durante la excitación sexual, tal vez, incluso, esta puede inducirlos a la conducta que, más tarde, se convierte en un estado de ánimo más sobrio: el arrepentimiento'.

El amor es ciego

'La historia de París y Helena de Troya debería ser suficiente para decirnos que estos resultados neurobiológicos, vistos por sí mismos pueden conducir a interpretaciones engañosas', dice el estudio. Y mencionan que cuando se habla de amor romántico se asocia 'a la transformación de la vida y de la inducción a actos heroicos y malvados'.

Sin embargo, encontraron que las áreas del cerebro involucradas durante el amor romántico tienen conexiones significativas con otros lugares del cerebro,  corticales y subcorticales. 'Entre estas, con la corteza temporal frontal, parietal y media, así como con un núcleo grande situado en el ápice del lóbulo temporal, conocido como amígdala'.El aumento de la actividad romántica se refleja en una disminución de la actividad, o inactivación de estas zonas corticales. 

La amígdala es conocida por involucrarse en situaciones de miedo, y su desactivación, 'cuando los sujetos ven imágenes de sus parejas así como durante la eyaculación masculina', implica una disminución del temor.

Incluso, la pasión del amor romántico se ve reflejada por una suspensión del juicio o por una relajación de los criterios de juicio que utilizamos para evaluar a otras personas, una función de la corteza frontal. 

Sobre esta zona cortical, junto con la corteza parietal y partes del lóbulo temporal, 'se ha encontrado comúnmente involucrado en emociones negativas. Es decir, su inactivación tanto en los estados románticos como en los maternos implica una suspensión de los juicios críticos'. Agregan que el amor es a menudo 'irracional', porque los juicios racionales están suspendidos o ya no se aplican con el mismo rigor.

Pero el juicio crítico de los demás también se suspende a menudo con la confianza que se desarrolla entre los individuos y, ciertamente, con la profunda vinculación que se desarrolla entre una madre y su hijo. 'Aquí, pues, hay una base neural no solo para decir que el amor es ciego, sino para probar el concepto de 'unidad en el amor', indican.