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La población con Trastorno del Espectro Autista (TEA) requiere de un cuidado especial por la pandemia COVID-19. Expertas de la Universidad Simón Bolívar explicaron cómo les afecta este virus y dieron recomendaciones médicas, psicológicas y físicas para su cuidado, a propósito del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo que se conmemora este 2 de abril.

Naciones Unidas destaca que esta fecha es una oportunidad para reconocer y celebrar los derechos de las personas con autismo y advierte que la crisis sanitaria por el COVID-19 genera un 'riesgo desproporcionado' para ellos. 

Las personas con TEA tienen mayor predisposición a tres tipos de alergias: alimentaria, respiratoria y cutánea, según estudios realizados en Estados Unidos, Argentina y España. Lo anterior está relacionado con su sistema inmunológico, de acuerdo con lo explicado por la médica Pierina Oliveros, candidata a magister en Neuropsicología de Unisimón.

'De los tres tipos de alergias mencionados, la respiratoria es la más frecuente, de la que se desprenden enfermedades como rinitis, sinusitis y asma. Esta última se convierte en un factor de riesgo que incrementa la posibilidad de complicación no solo de neumonía por COVID-19, sino de cualquier infección respiratoria', enfatizó Oliveros, quien es además cofundadora y vicepresidenta de la fundación Fundautismo.

Para minimizar ese riesgo, recomendó mantenerlos en aislamiento social y, en caso de ser necesario sacar a la persona con autismo, porque el estar encerrados puede estresarlos y alterar su comportamiento, que sea guardando más de dos metros de distancia del resto de personas, y portando tapabocas.

La médica señaló que es importante enseñarles el lavado de manos y a no tocarse la cara a menos que tenga las manos limpias. En caso de tener síntomas respiratorios, deben portar el tapabocas permanente y extremar la limpieza de manos.

'Es importante darles alimentos que estimulen el sistema inmunológico: vegetales crucíferos (brócoli, col, coliflor, repollo y col de Bruselas), aceite de coco y coco en fruta. Así como pescados, legumbres y verduras en general; frutos rojos, propoleo, polen, ajo, te verde, jengibre; y alimentos ricos en vitamina A, B, y E: calabaza, zanahoria, cereales, y lácteos que no tengan contraindicación', enfatizó Oliveros.

Una mirada psicológica

Elsy Mejía Segura, investigadora del Grupo Neurociencias del Caribe de Unisimón y candidata a doctora en Psicología, explicó que el distanciamiento social puede alterar la dinámica familiar y las respuestas emocionales, cognitivas y comportamentales de cada uno de los integrantes, especialmente en los niños y adolescentes con TEA.

En este distanciamiento social puede presentarse aumento de conductas repetitivas, disruptivas o irritabilidad, por lo que la investigadora experta en TEA planteó seis recomendaciones:

1. Por medio de cuentos, canciones, juegos o historias, explicarles lo que está sucediendo, para que conozcan y normalicen las medidas de cuidado e higiene.

2. Filtrar las noticias y estimular actividades que generen calma y emociones positivas en los miembros de la familia, ya que ellos pueden percibir y sentir las preocupaciones, temores, ansiedad y reacciones de todos.

3. Mantener un horario habitual, de manera que no se altere el ritmo del sueño y los horarios de alimentación.

4. Identificar los cambios emocionales y comportamentales que el aislamiento ha generado en ellos. Estos pueden variar, unos se sentirán tranquilos por encontrarse rodeados de la familia, y otros podrán sentirse ansiosos.

5. Direccionar las acciones a seguir, a partir de la identificación de estos cambios, como: involucrarlos en las rutinas compartidas en el hogar y crear espacios de esparcimiento para estimularlos en actividades variadas (leer, pintar, escuchar música, manualidades, circuitos de saltar, lanzar). Esto permite cambiar el foco de atención. 

6. Crear un ambiente de calma, apoyo y afecto.

La importancia de la actividad física

La fisioterapeuta Luz Mery Noguera, magister en Educación, sostuvo que se debe ocupar de buena manera todo el libre para evitar descompensaciones a nivel conductual de la persona con TEA y, para ello, sugiere juegos, ejercicios en casa y readaptar las terapias.

'Aprovechemos el tiempo para jugar más con ellos. La gallinita ciega, por ejemplo, les ayudará a adquirir mayor agilidad y activará los sentidos. Otros que incluyan mímica mejorarán las expresiones y sentimientos favoreciendo la conciencia corporal. Saltar la cuerda de manera individual o de grupal, o usarla como culebrilla, favorecerá el equilibrio y la coordinación', puntualizó Noguera, quien también es investigadora del Grupo Neurociencias del Caribe.

Otro juego recomendado es imitar posiciones de animales para potencializar el movimiento a través de cambios de postura, incorporándose de igual manera la imaginación y la interacción.

Los números causan fascinación en los niños con TEA, por tanto realizar actividades que estimulen sus actividades numéricas como cantar canciones con números o contar las galletas de la merienda o los cereales que se echan en el cereal, les resultará divertido.

Por último, la investigadora sugirió hacer ejercicio, yoga o espacios de baile, y recomienda que los terapeutas adapten sus planes de intervención al contexto familiar, educando a padres en los recursos que puedan proveerse para desarrollar un trabajo ameno.