De sabor amargo, a veces dulce, burbujeante y refrescante. La cerveza, bebida histórica de la que aún, después de siglos se discute su origen, ha sido el foco de atención de muchos académicos, quienes concuerdan en que el papel de la mujer fue importante para su elaboración en las sociedades antiguas, ya que mientras los hombres cazaban ellas se encargaban de recoger los ingredientes.
Ahora, en plena modernidad, muchas mujeres sostienen que se han sentido discriminadas por personas del gremio cervecero.
‘‘¿Quién ha dicho que las mujeres saben hacer cerveza?’’ Este cuestionamiento, acompañado de un tono rudo e irónico, fue el que provocó que Leiddy Rincón Infante se concentrara en luchar por el reconocimiento de la mujer en la industria cervecera.
Como ese, ha tenido que soportar muchos más, sobre todo por parte de hombres, desde que incursionó hace cinco años en la industria de la bebida alcohólica. Hoy Leiddy es juez certificada bajo la BJCP (Beer Judge Certification Program) de Estados Unidos, para los que dudan de sus conocimientos.
La bogotana, quien también es ingeniera química, es una de las creadoras de la cerveza de autor Brewpub y copropietaria de la cervecería que lleva el mismo nombre. ‘‘Lo más difícil de emprender en esta industria siendo mujer es tener credibilidad y posicionamiento en el gremio cervecero’’, afirma la emprendedora, que hoy día suma ocho Medallas de Oro en competencias cerveceras y un reconocimiento internacional.
Recuerda que incluso los premios que ha obtenido han dado de qué hablar. ‘‘Decían que yo me había ganado los premios porque a mí otros me hacían la cerveza. Los reconocimientos fueron demostrando que sí sé y conozco del tema’’.
Leiddy, después de padecer varios episodios machistas, decidió formar en noviembre de 2018 la Comunidad de Mujeres Cerveceras en Colombia, y así ‘‘contrarrestar los estereotipos que indican que una mujer no puede llegar a producir cerveza o estar inmersa en la industria’’. Hay que destacar que la red fue creada en Argentina en 2017 y hoy también está presente en Chile y Brasil.
‘‘La comunidad está integrada por chicas que trabajan en la parte comercial, en análisis sensorial, desarrollo de producto, y mujeres que están detrás de la barra dando la cara por la cervecería. También tenemos chicas que son juezas, es decir, que participan en competencias nacionales e internacionales y, por supuesto, mujeres que se encargan del proceso de elaboración de la cerveza. Nosotros como comunidad brindamos apoyo en temas de educación y en la promoción del mensaje de que podemos salir a hablar al mundo sobre cerveza porque sabemos’’.
Cerveza de Santo Tomás
En la Costa, Lilia Ariza Salas representa a las mujeres cerveceras del grupo en mención. Ella es administradora de empresas y especialista en logística del transporte de la Universidad del Norte, pero también cervecera principal de Yuma El Río Grande Cerveza Artesanal, ubicada en Santo Tomás.
La incursión de Lilia a esta industria fue toda una sorpresa para ella. En el año 2017 viajó a Buenos Aires como turista y se inscribió en un curso de elaboración de cerveza artesanal. Cuenta que cuando regresó a Santo Tomás se atrevió a hacer una cerveza junto con unos amigos, pero resultó siendo un ‘‘desastre’’.
‘‘En el 2018 me inscribí en otro curso en la Universidad Nacional. Para ese entonces ya se había convertido en una pasión que quería volver empresa, así que continué haciendo cerveza de prueba y aplicando los conocimientos adquiridos. En 2019 mi esposo y yo viajamos a San Diego, en California, con el fin de explorar las cervecerías artesanales de la zona, y desde ese año vengo trabajando fuertemente para perfeccionar la receta que pronto saldrá al mercado nacional’’.
La tomasina asegura que lo más difícil de su camino han sido los estereotipos que, según ella, priman en el Caribe colombiano. ‘‘Cada vez que hablo de mi proyecto se sorprenden que detrás esté yo. En varias ocasiones me han comentado: Yo pensé que eso solo lo hacían los hombres. Y es que cuando dices que eres cervecera piensan que eres bebedora, pero en un sentido muy peyorativo, no que la haces’’.
Agrega que también ha llamado su atención que en la Costa ‘‘la publicidad muestre a la mujer como objeto sexual al lado de una cerveza, y no a una mujer consumiéndola o haciendo parte de su fabricación’’, aunque sostiene que ya se está viendo un cambio.
Con respecto a la cerveza que elabora artesanalmente puede dar fe su calidad; sin embargo, está a la espera de que le den todos los permisos, como el registro Invima, para poder empezar a comercializarla.
Cabe destacar que la Comunidad de Mujeres Cerveceras tiene como misión conectar a las mujeres de Colombia para que fortalezcan sus conocimientos en esta industria tan competitiva.
Desde Chía y Medellín
La maestra cervecera e ingeniera química Mery Anne Escobar Hitscherich, desde hace siete años se interesó por preparar cerveza desde la cocina de su casa, usando ollas y un kit de cervezas. Aunque en el proceso la acompañó su padre, otro apasionado por la bebida, cuenta que lo más difícil de ser parte del gremio para ella, como mujer, ha sido ganar el respeto de sus empleados hombres.