Ahora su segundo nombre es 'Templanza'. No necesitó ir a una notaría, sólo lo adoptó en su afán de apartarse del apellido paterno, que entre otras cosas no le significa 'absolutamente nada'. Pero qué le vamos hacer, en el círculo de nuevos escritores barranquilleros es reconocido como John Better. Con él firmó varias crónicas en EL HERALDO, Soho, El Malpensante y otros medios impresos colombianos. Así también aparece en el libro de crónicas y relatos Locas de la felicidad (La iguana ciega 2009) y la novela autobiográfica A la caza del chico espantapájaros (Emecé 2017), además de otras recopilaciones de poemas y cuentos.
Ahora en Limbo (Seix Barral 2020), quizás exorcizando en el género del terror sus miedos perturbadores de la niñez, es John Templanza Better.
Con sus casi 1,90 metros de estatura, gay, polémico y a viva voz danzante de los excesos del día y de la noche, reconoce que es todo lo opuesto al significado de la palabra templanza.
Así, sin filtros, el escritor barranquillero incursiona con Limbo en un género casi inexplorado por los escritores de la capital del Atlántico. Esto lo corrobora el también escritor y periodista Joaquín Mattos, conocedor como pocos de las letras impresas en esta esquina del Caribe.
Personajes siniestros, un niño sin nombre y sin sexo, un Caribe en el que el sol y el mar no aparecen, vidas que habitan en cementerios de frustraciones y tragedias, historias que en apariencia flotan en el limbo sin personajes buenos ni malos. John Templanza sigue explorando desde sus anaqueles mentales el mundo que lo perturba y que al mismo tiempo lo invita a escribir.