Desde su fundación el 5 de diciembre de 1919, en Barranquilla, los socios de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos Scadta se dieron a la tarea de buscar el tipo de avión que sería el más apropiado e idóneo para operar en el trópico, bajo condiciones operacionales excepcionales.
Pasaron varios meses antes de que Werner Kaemmerer, uno de los fundadores, viajara a Alemania para buscar los aviones, y con el apoyo del profesor Hugo Junkers, desde su fábrica de aviones en la ciudad de Dessau, finalmente se decidió por la adquisición de los dos primeros aviones Junkers F13 para Scadta.
El profesor Junkers con gran experiencia en la construcción de aviones desde 1915, buscaba promocionar este novedoso modelo por sus características únicas: era un avión monoplano de ala baja, construido totalmente en metal corrugado, esto es sin superficies enteladas y, además, era un avión específicamente diseñado para el transporte de pasajeros.
Este modelo podía no solamente operar sobre ruedas, sino adecuarse con pontones como flotadores para operar sobre superficies de agua, como era el plan de Scadta. Con estas ventajas, el avión tenía muy poca competencia por parte de los modelos ofrecidos en el mercado después de la Primera Guerra Mundial.
La segunda tarea de Kaemmerer en Alemania era la escogencia y contratación de pilotos y mecánicos que vendrían a Colombia a ensamblar los aviones y, eventualmente, los volarían. Había mucho personal alemán que había servido en las fuerzas armadas y, en especial, en la aviación, que estaban buscando trabajo. Inclusive estaban dispuestos a aceptar grandes retos, como trasladarse a un país lejano, del que muy poco conocían y afrontar toda clase de vicisitudes.