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Frente al micrófono y la cámara, si no es para cantar o dirigir a su coro, Kelvin Lara tiembla y suda. La labor principal de este cantante de ópera de 25 años está en la música: cantarla y enseñarla. Por eso cuando necesita dirigirse a las cámaras para informar sobre su labor lo hace con entusiasmo, pero también con algo de nerviosismo y repitiendo algunas palabras.

Sin embargo, el cantante que ha ganado concursos de talento en todo el departamento del Atlántico y participado en eventos intermunicipales como el Festival de la Canción en Baranoa, en el ‘Yo me llamo’ de Santo Tomás, en el Festival de la Canción de Palmar de Varela, en El Show de Ley Martin, y que se ha presentado en el Teatro Mayor Julio Santo Domingo, tiene una labor de la que hoy le gusta hablar: el Coro Voces de Malambo.

'Si en Puerto Colombia, en Barranquilla, en Baranoa, en Soledad hay un coro, ¿por qué no en Malambo?', se preguntaba Lara antes de empezar a salir a 'reclutar' personas de todas las edades en el municipio donde nació.

Justo antes de la pandemia, en marzo, se fue a los barrios 'a buscar jóvenes talentos' acompañado de dos promotoras 'que visitaban los colegios cuando estaban abiertos' y lo acompañaban 'a hacer pedagogía'.

Gracias a esa labor apoyada por el Instituto Municipal de Cultura de Malambo, que dirige Dilia Barrios Jaramillo, la pandemia vio nacer allí un coro de canto lírico. En junio empezó a gestarse con las clases de técnica vocal que Kelvin Lara impartía a través de WhatsApp, la vía de comunicación de los estudiantes del municipio.

'Aquí hay voces y nacen voces para todo tipo de música', dijo Kelvin. Presencialmente reunió 15 en siete colegios, pero 'cuando se metió la pandemia quedó todo parado'. Entonces inició una fase virtual. 'Con la ayuda de un amigo, Javier Márquez, que toca el piano, logramos construir la página del Instituto de Cultura'. Desde ahí hicieron la difusión de los cursos: de técnica vocal, de guitarra, de percusión folclórica y de acordeón, este último dictado por el maestro Gabriel ‘Chiche’ Maestre.

Lara cuenta que hizo los arreglos de opera lírica para el tema Noche de paz en el patio del Instituto, y le agregó el acordeón 'para que sonara algo de Colombia'. Hacía videos, los enviaba al grupo de WhatsApp y los estudiantes le mandaban dos días después el ejercicio de respiración, afinación o entonación que les ponía.

Hicieron conciertos en vivo en grupos de cinco todos los viernes; era el examen final para 'clasificar las voces y someterlas a un coro'. Cada presentación se transmitía en vivo por la página del Instituto. Cuando terminó la cuarentena y las restricciones lo permitieron, se reunieron en grupos de 15 para ir 'unificando las voces'. La iniciativa del coro ya estaba, 'pero teníamos que formarlo y escucharlo'.

Los 45 integrantes que hoy tiene el coro oscilan entre los 4 y 57 años, en su mayoría adolescentes. Kelvin dice que lo que importa es que quieran cantar y ahí lo aprenden. Por estos días ensayan temas navideños y religiosos como El niño del tambor, Aleluya o Noche de paz. Se preparan para el 18 de diciembre, fecha de su primera presentación pública, en el Polideportivo La Magdalena de Malambo a las 5 de la tarde, con transmisión virtual.