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Hay personas que se marchan de este mundo y dejan una estela de sentimientos entre sus seres queridos. Muchos llegan a derramar lágrimas cada vez que las recuerdan; sin embargo, hay otras que debido a su chispa, buen sentido del humor, baile y desparpajo, solo traen evocaciones alegres entre sus familiares y amigos.

Una de ellas es Ruth Agudelo de Acosta, la musa del bolerista soledeño Alci Acosta y de su hijo Checo, quien el pasado 17 de noviembre dijo adiós a causa de la pandemia del coronavirus. Ella ahora es una luz que brilla desde el cielo, sobre todo en un día como el de hoy en el que esta fiel devota de la Inmaculada Concepción se preparaba para ofrecer una gran Fiesta de Velitas en el sector conocido como ‘La esquina alegre’ en el municipio de Soledad (Atlántico).

Su hijo Alcibiades Antonio Acosta Agudelo, mejor conocido como Checo Acosta, en compañía de su hija Lauren Acosta, sacaron fuerzas en este cierre de año tan duro para ellos y recordaron los mejores momentos junto a la matrona de su familia.

Lo primero que afirma el intérprete de éxitos como Morenita caribeña, Chemapalé y Cascarrabias, es que su madre fue un verdadero ejemplo de entrega. 'Fue madre y padre. Mi hermana mayor Janeth (QEPD), Ruth María y yo fuimos criados por ella debido a que mi padre hacía sus extensas giras internacionales, así que llevó esa carga. La Niña Ruth se convirtió en esa luz que ilumina nuestro camino, esa luz de alegría en mi familia, porque siempre tenía una palabra para animarnos. Para mí sigue viva, la vamos a recordar a diario por sus enseñanzas'.

El vocalista de 56 años manifestó que muchos creen que su fama se debe a su padre Alci, de quien heredó la vena artística, pero no es así. Él se convirtió en cantante por su madre quien lo animó a luchar por sus sueños. 'Hoy tengo 28 producciones, 17 Congos de Oro, 1 Súper Congo, nominación a los Grammy, y eso se lo debo a la Niña Ruth. Mi padre quería que yo fuera médico, pero mi vocación era otra, me incliné por el canto y la Comunicación Social y ella me respaldó. Cuando participaba en los festivales musicales me acompañaba y se llenaba de orgullo porque de 30 festivales, gané 25, eso la hacía feliz y decía ‘ese es mi hijo’. Los primeros uniformes que utilizó mi grupo en 1987, nos los compró ella, que creía ciegamente en mi talento y se bailaba todas las presentaciones. Creo que partió contenta por todo lo que logramos'.

Su destello de alegría no era sinónimo de una vida desordenada, por el contrario, 'la Niña Ruth' le exigía a Checo ser disciplinado y se convirtió en su ‘polo a tierra’. 'Me regañaba porque andaba muy loco, cuando me separé por primera vez aterricé en Soledad y allá me moldeó, gracias a eso fui madurando'.

Un verdadero clon de la desaparecida Ruth Agudelo es su nieta Lauren Acosta Donado, quien le heredó todo su 'sabor'. 'Mi abuela irradiaba alegría, muchos dicen que nos parecíamos físicamente, en la forma de ser, vestir y hablar, imagínense, a ella le decíamos ‘la habla poquito’ (risas). Me siento agradecida por compartir 30 años a su lado, pude parrandear con ella, bailar y amanecer tomando, todo un privilegio. Por eso hoy nos sentimos muy tranquilos porque vivió a plenitud. Ella fue la que me enseñó a bailar, la vieja Ruth es la culpable de mi swing'.