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Trasladar la esencia del ambiente picotero a la música clásica es una labor que podría parecer inverosímil.

Muchos no alcanzan a imaginar siquiera que las cuerdas de una guitarra o un bajo eléctrico sean reemplazadas por las de un violín o un chelo para producir un sonido que invite al espeluque.

Sin embargo, para el compositor cartagenero Ludsen Martinus Cecilia Acevedo, estudiante de séptimo semestre de Dirección Sinfónica de la Universidad Nacional, fue algo que logró al querer reivindicar sus raíces afrocolombianas.

A sus 22 años este joven criado en el Centro Histórico de Cartagena, de ascendencia curazaleña, cuenta que su romance con la champeta surgió apenas hace 5 años, cuando su esencia le ‘reclamó’ que la incorporara a su profesión. Ahora le ha agarrado un sabor único, al punto que afirma que no dejará de hacerlo hasta el último de sus días.

Por su original fusión, es considerado por expertos en la materia como un genio musical.

Él es muy modesto y dice que son solo comentarios, pero su mentor, el maestro Jorge Pinzón halaga su talento y ve en el cartagenero a una verdadera figura de nuestra música.

Ludsen que fue criado solo por su madre Flor de María Acevedo, se enamoró de la música gracias a ella, ya que siempre se preocupó porque estuviese en contacto con todo tipo de manifestaciones artísticas. 'Procuraba que mirara las agrupaciones palenqueras que tocaban en las plazas y también la Filarmónica de Bogotá. Todos los domingos sagradamente la veía por Señal Colombia. De esa manera, fue incrementando esa pasión que recogía la vertiente popular y también la clásica', recuerda para EL HERALDO el virtuoso compositor.

En 2010, mientras estudiaba en la Escuela La Milagrosa, en Getsemaní, comenzó a ejecutar el saxofón y posteriormente el violín. Al año siguiente ocurriría algo que denomina mágico, toda vez que se sumerge en el mundo de la composición. 'Aunque mi camino inicial fue el saxo, el violín y el piano muy al estilo de Mozart, mi interés ha sido siempre la composición y la dirección musical. Mi primera creación fue un regalo para mi madrina Paulina Benítez a quien siempre le interpretaba el Cumpleaños feliz, así que le escribí una melodía para darle un regalo diferente el día de su nacimiento y surgió Felicitación, mi primera creación'.

Cuenta Ludsen que inició su carrera profesional en la Universidad del Norte como violinista y posteriormente se radicó en Bogotá para continuar sus estudios en la Universidad Nacional.