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Cuando se conecta a la red se desconecta de su realidad. Espera que sean las 7 a. m. para empezar sus clases virtuales e iniciar de nuevo su rutina que ejecuta frente a una pantalla todo el día, incluso para llevar a cabo sus deberes. Luego de su jornada escolar su única motivación para entretenerse son los videojuegos.

Son escasos los momentos en el día donde se levanta para comer o ir al baño. Su actividad física es poca en comparación cuando entrenaba varios días de la semana en una escuela de futbol, ahora suspendida por la emergencia sanitaria.

Quema su tiempo jugando y comunicándose con sus amigos o con usuarios de otras partes del mundo.

Cae la noche y en contra de su voluntad 'le toca' obedecer el llamado de atención de apagar el ordenador. Ante esta situación su madre manifiesta gran preocupación por el uso excesivo de su hijo de 12 años de estas plataformas. Así como ella, son muchos los padres preocupados por la misma situación.

Ante este panorama, dos expertos ponen en contexto lo que sucede con el abuso de los entornos digitales y su influencia en la interacción social de niños y jóvenes.