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Los amantes del cine comienzan a presenciar una batalla épica: Scarlett Johansson y Gerard Butler, dos rostros populares de la gran pantalla, se han rebelado contra las grandes productoras de Hollywood, en búsqueda de contratos que sean favorables para el gremio actoral.

La estadounidense entabló una demanda al gigante Disney por estrenar la película Viuda negra también en su plataforma streaming, debido a que en lo pactado, su salario estaría basado en las taquillas de las salas de cine.

Por su parte el actor británico denunció ante el Tribunal Superior de Los Ángeles a sus empleadores (en este caso dos productoras) por una deuda millonaria relacionada con los ingresos generados por la cinta Ataque a la Casa Blanca, estrenada en 2013, y que según manifiesta, las productoras declararon menos ingresos de los reales para perjudicarlo.

Los primeros en demostrar su inconformidad habían sido los propietarios de las salas, luego los directores y ahora llega el turno de los actores. Gran parte del mundo del cine al parecer no está de acuerdo con la apuesta que están haciendo los grandes estudios de llevar estas súper producciones a la televisión, una propuesta acelerada por la pandemia.

Johansson, protagonista de la última película de Marvel, denunció el pasado jueves a Disney por incumplimiento de contrato ya que asegura que el acuerdo que había alcanzado con el estudio garantizaba un estreno exclusivo en cines.

Viuda Negra logró a principios de julio el estreno más lucrativo de la pandemia al recaudar 80 millones de dólares en cines estadounidenses. La compañía sumó otros 60 millones gracias a los pagos de Disney+, unos ingresos que quedan fuera del contrato firmado con la protagonista.

Pero en su segunda semana la venta de entradas cayó en picada hasta convertirse en el peor lanzamiento de Marvel. Actualmente, la cinta ha recaudado 320 millones de dólares a nivel mundial. Una mala cifra para una franquicia que rebasaba los 900 millones con facilidad.