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El primer trimestre de la cuarentena impuesta en marzo de 2020 para evitar la propagación de la covid-19 tuvo repercusiones en el peso del 8,3 % de los recién nacidos en el Hospital Universidad del Norte, según un estudio publicado recientemente por la Uninorte y el centro asistencial.

De acuerdo con el informe, las mujeres que estaban en proceso de gestación durante esos meses corrieron más riesgo de que sus bebés sufrieran de bajo peso al nacer (BPN).

El trabajo estuvo liderado por el rector de la institución de educación superior, Adolfo Meisel, y por la asistente de investigación Ángela Granger Serrano.

Testimonio

Las mellizas Arianna Sofía y Laura Sofía fueron parte de ese grupo de bebés que nacieron con bajo peso en el periodo en mención.

Ana Sofía De Hoyos tenía 28 años cuando le dijeron que se convertiría en madre. Asistió, según ella, normalmente a sus controles, pero el hecho de tener dos bebés en su cuerpo sobrecargó su capacidad.

La gestación normal de un bebé tarda entre 37 y 42 semanas, pero Ana Sofía rompió fuente a las 32.

Recuerda que fue un 23 de abril a las 8:00 de la noche cuando en sus piernas empezó a correr un líquido que después salió 'como cuando voltean un balde lleno de agua'.

'Yo en ese momento me asusté mucho', dice. Se encontraba sentada en su mecedora, la misma que le servía de cama porque al tener a las dos niñas en su vientre se le dificultaba dormir acostada.

Su esposo salió a la calle en búsqueda de un taxi, pero al estar la cuarentena en pleno apogeo el transporte era escaso. Un vecino se ofreció a ayudarla y en su carro particular la llevó hasta el Hospital Universidad del Norte donde fue atendido el parto.

El 24 de abril, la primera niña nació con un peso de 1.600 gramos y la segunda con 1.500. Por esta razón las dos pequeñas tuvieron que mantenerse por 21 días en incubadora.

'Yo me sentí muy triste porque una madre cuando sale del hospital sueña con salir con su bebé en brazos. En mi caso mis niñas se tuvieron que quedar'.

Pasaron los días y las recién nacidas fueron dadas de alta. El médico le dijo a la mamá primeriza que debía tener un poco de paciencia porque los procesos con ellas iban a ser un poco más lentos que el de las bebés nacidas en los nueve meses normales.

Tal como lo explicaron los médicos, la segunda de las mellizas tardó un poco más que su hermana para empezar a gatear, por lo que aproximándose a los ocho meses fue necesario llevarla a terapia y de esa forma empezó a dar sus primeros movimientos.

Otra de las sugerencias que le hicieron los especialistas fue que las niñas podrían desarrollar miopía, una enfermedad a la que los bebés prematuros están más propensos.

El tema del habla también ha sido un poco lento, a pesar de que las pequeñas ya tienen un año y cuatro meses, según su mamá todavía no han desarrollado ese aspecto muy bien.

'Nosotros las estimulamos, ya dicen mamá y papá. Entendemos que el proceso con ellas es un poco más despacio que otras bebés, pero ya estamos en el trabajo de ponerlas al día', afirma la primeriza madre.

Actualmente las niñas siguen en control y en lo que corresponde a peso ya están en el indicado para su edad.