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Los sábados, domingos y festivos siempre había un festejo. Niños, jóvenes y adultos de Puerto Colombia querían infiltrarse para llegar a ver las orquestas e invitados especiales que estarían ese fin de semana disfrutando del derroche de baile y música en el Hotel Esperia.

'Éramos un grupo de niños traviesos que nos íbamos para el hotel los fines de semana a chismosear, a ver a la gente que iba. Allí no nos dejaban montarnos en el puente a ver, sino que era uno de atrevido que lo hacía', recordó Luz Ahumada, una porteña de 85 años que conserva los momentos vividos de su juventud.

El sitio de alojamiento era de los más apetecidos del municipio en los años dorados del turismo porteño, cuando todas las operaciones giraban en torno al comercio, desembarco y exportación desde el muelle, que funcionó como terminal marítimo desde 1893 hasta 1936.

La inauguración del hotel fue el 17 de junio de 1934, justamente, dos años antes de que el muelle dejara de operar. Su dueño, Angelo Bonfanti, huyó de su tierra después de la Primera Guerra Mundial y arribó en Puerto Colombia junto a su esposa María Zonzini el 16 de julio de 1928. A partir de su llegada, el italiano empezó a construir un gran proyecto que se convertiría en uno de los mejores sitios turísticos del municipio y al que llegarían notables personalidades.

'El hotel se volvió famoso a nivel nacional e internacional, ya que tenía dentro del mar una gran terraza llamada la Terraza Marina, algo fuera de serie nunca antes visto y donde se realizaban los mejores eventos del municipio', dijo a EL HERALDO Helkin Núñez, funcionario del Archivo Histórico del Atlántico.

De esa Terraza Marina que la mayoría que vivió esa época recuerda, solo quedan manglares. En la actualidad, la parte posterior del hotel donde la arena blanca y la playa eran el patio trasero del emblemático sitio ya no queda nada.

'El Hotel Esperia era el hotel de categoría, yo era un pelao y cuidaba los carros que venían de Barranquilla y que se parqueaban en frente del hotel para ganarme los centavitos. Al lugar llegaron muchos ilustres de la vida política y todos en Puerto de alguna manera nos enterábamos que las personas venían', expresó Armando Camilo Viloria, un hombre de 99 años que vivió la época.