A Will Smith lo hemos visto repartiendo bala, puños y patadas en películas como Bad Boys. También ha protagonizado luchas contra extraterrestres para defender la Tierra en Hombres de Negro, o convertirse en antihéroe en Escuadrón Suicida con su papel de Deadshot.
Pero, desde este jueves los amantes del cine observarán en pantalla gigante uno de los papeles más inspiradores que le haya tocado, el del entrenador de tenis Richard Williams, padre y forjador del talento de las estrellas del ‘deporte blanco’ Venus y Serena Williams.
Con 53 años y luego del sedentarismo que experimentó durante el confinamiento por la pandemia del coronavirus, debió sacudirse y rebajar 10 kilos para estar en forma y protagonizar King Richard (Rey Richard: una familia ganadora).
El actor afroamericano que saltó a la fama mundial tras protagonizar en 1990 la serie The Fresh Prince of Bel-Air (El príncipe del rap), fue objeto de memes tras compartir en sus redes fotografías en las que mostraba una pronunciada barriga. Sin embargo, ahora es motivo de admiración porque le mostró al mundo a través de su canal de YouTube como bajó 10 kilos en 20 semanas para lograr ser el papá de las hermanas Williams.
Meterse en la piel de Richard Williams llevó a Smith a buscar algo más que un simple parecido físico.
'Como actor nunca sabes qué es lo que te hará dominar a un personaje. Si estás interpretando a un oficial de policía, la primera vez que caminas con una pistola en la cintura se despierta algo en ti y entiendes la mentalidad. Con Richard fue la conexión con mi propia hija, Willow. Podría usar mi propia relación con Willow y su carrera para entender realmente el espacio que Richard encontró con Venus y Serena, donde no presiona, no conduce, no golpea'.
El también protagonista de En busca de la felicidad, explica que dialogó mucho con las hijas de Richard y cita unas palabras que le dijo Venus: cuando eran pequeñas y se metían en problemas, su castigo era que no podían jugar al tenis.
'Richard encontró una hermosa mentalidad en la que no presionaba sino que las estaba conduciendo hacia los sueños que habían elegido como familia', reflexiona.
Pero sin duda lo que lo abrumó fue conocer que Richard y su esposa Oracene Price, aprendieron por sí mismos todo sobre el mundo del tenis los dos años previos al nacimiento de Venus, la mayor de sus hijas, y lograron transmitirle sus conocimientos a la perfección.
'Creo que lo que más me sorprendió, antes de decidir que tenía que contar esta historia, fue que Richard lo había profetizado todo; que había visto un partido de tenis en el que Virginia Ruzici ganó 40.000 dólares y dos años antes de que nacieran las niñas, Richard escribió planes para toda su carrera.
De hecho, le contó a Oracene su sueño, su profecía, y le dijo que debían tener dos hijas que iban a ser las jugadores de tenis número uno y número dos de todos los tiempos. Y yo me dije: ‘Espera, eso no puede ser cierto’. Cuando volví e investigué, me pareció que era una poderosa historia de fe, amor, familia y Dios', explica Smith.