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Un diminuto grano de arroz, las ramas de los árboles, las espinas de un bocachico, las flores, e incluso las estrellas son la principal inspiración para Luz Marina Pernía Domicó, artesana de la etnia Emberá Katío, una raza indígena que con sus diseños pasó de lucir sus coloridos collares en los resguardos en el Alto Sinú, para recorrer las pasarelas más prestigiosas a nivel nacional.

Más que un emprendimiento y un bello objeto decorativo, se trata de una labor ancestral utilizada como contenedor de la memoria de una cultura, de una lengua, de un modo de vida, y de una estética que le ha permitido trascender los límites geográficos de su entorno y de su propia imaginación.

Con 1.50 metros de estatura, piel trigueña, cabello liso, largo y oscuro, de rostro serio pero de carácter afable, Luz Marina Pernía Domicó es dueña de unas manos capaces de convertir las artesanías en finas ‘joyas’, ya sea en la elaboración de collares, okamas, pectorales, aretes, anillos, brazaletes, recamados en prendas de vestir o calzado, entre otros productos con los que se resumen los fragmentos de su vida y de sus sueños.

'Esas artesanías salen de nuestra inspiración, representan nuestra cultura, lo que nosotros somos como indígenas, es una forma de no olvidar de dónde venimos por eso las hacemos, las usamos y las mostramos al mundo', dice en castellano, su segunda lengua.