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Es aplaudible desde todo punto de vista que una obra literaria siga teniendo una alta resonancia en distintas latitudes luego de cumplirse un siglo de haber visto la luz. Este es el caso de la novela Ulises, del escritor irlandés James Joyce, publicada originalmente en 1922, y que pese a ciertas censuras y ser calificada como obscena, logró expandirse por el planeta.

El pasado 2 de febrero se cumplieron 100 años de la publicación de este texto cuya influencia es mayúscula en el mundo de las letras por los desafíos que supone para sus lectores, y también se celebraron 140 años del natalicio de su autor.

Padre del 'monólogo interior', James Joyce pasó a la historia como uno de los escritores más importantes de todos los tiempos con la creación de su tercer libro Ulises, considerada una obra que merece ser revisitada constantemente, especialmente por las nuevas generaciones que quizás al ver su extensión no la contemplan como una buena opción (en la mayoría de las ediciones consta de entre 800 y 1000 páginas, divididas en 18 capítulos).

Su título proviene del protagonista de la versión latina de la Odisea, de Homero, originalmente llamado en griego Odiseo, y relata el paso por Dublín, la capital irlandesa, de su personaje principal, Leopold Bloom, y de Stephen Dedalus, ambos, según algunos autores y de acuerdo con la costumbre de atribuir elementos autobiográficos a las obras literarias, alter egos del autor.

Llena de guiños culturales, la novela de Joyce marcó un antes y un después en la literatura moderna gracias a su capacidad de explotar los límites del lenguaje hasta entonces conocidos.

A 100 años de su publicación, EL HERALDO consultó a cuatro admiradores de esta obra, que confiesan no lograron leerla de una sola sentada, debido a su complejidad. Escritores, novelistas, y docentes repasan este texto que sigue despertando muchos intereses.