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Cuando estallaron las dos Guerras mundiales, en 1914 y 1939 respectivamente, toda evolución creativa se detuvo súbitamente. Sin embargo, esto no evitó que muchos de quienes pudieron seguir ejerciendo continuaran creando fastuosos vestidos de alta costura, ignorando el hecho de que afuera se libraba un gran conflicto.

La moda era una burbuja que pecó durante mucho tiempo por omisión.

Pero la industria de hoy es una mucho más evolucionada, fortalecida y organizada que la de hace un siglo, por eso su actuar en el conflicto de Rusia y Ucrania se aleja del papel de espectador pasivo que vende fantasías para el día después, cambiándolo por uno que ejerce su poderío para sacudir de golpe la economía de un gigante como Rusia.