La riqueza gastronómica de Barranquilla se ha constituido en uno de los principales factores que ha conquistado a habitantes y foráneos durante décadas.
Su característica de ciudad cosmopolita en la que la fusión de culturas interviene para lograr el resultado de un buen plato, la ha convertido en un territorio exquisito en materia culinaria y que le abre las puertas a nuevas experiencias que continúen impulsando el crecimiento de su sazón.
Pese a esas influencias, el barranquillero posee en su menú un plato que hace parte de su idiosincrasia y ha marcado un sello autóctono en las cocinas de ‘La Arenosa’, logrando constituirse como el plato típico de la ciudad: el arroz de lisa.
Una sencillez provocativa
La Lisa es un pez que desemboca en los ríos y es extraído de estos afluentes para transformarse en el principal ingrediente de esta receta popular barranquillera.
En la temporada de la Semana Mayor, tiende a ser una de las especies más solicitadas en la ciudad.
Las ollas se trasladan a las calles para recorrer cada uno de los puntos en los que se halla un habitante deseando complacer su paladar. Así se vende el arroz de lisa en la ciudad, a través de unos carritos ‘artesanales’ que en su interior contienen todos los elementos para ofrecer el alimento: desde el arroz, sus adicionales y el tradicional guarapo que es presentado en un agua de panela, jugo de tamarindo o agua de arroz.
Su carácter económico y fácil de conseguir atrae desde pequeños a grandes sin ninguna distinción social a dejarse antojar por lo que muchos consideran una creación especial barranquillera.