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Con la fe a flor de piel y la alegría de celebrar la resurrección de Cristo, los fieles católicos se congregaron la mañana de ayer en la Catedral Metropolitana María Reina para participar de lo que puede considerarse el broche de oro con el que cerró la Semana Mayor: la misa de Domingo de Pascua, la Resurrección de Jesucristo.

El acto religioso fue presidido por el arzobispo Pablo Emiro Salas Anteliz, el cual en la eucaristía dijo a los presentes que con la pascua se inicia una nueva vida.

Asimismo manifestó el mensaje central: oración por la paz del mundo y ayuda a los más necesitados.

'En este encuentro dominical celebramos la resurrección de Jesús. Hemos respondido en el salmo que este es el día en el que vino el señor. Hoy confiamos y ratificamos el amor que Dios nos profesa. Pedimos paz y oración por los que están en conflicto', expresó.

Durante la homilía, tras la lectura del Evangelio, monseñor Pablo Salas comunicó a los fieles resucitar junto con Jesús, expresar su fe y esperanza y hacer el bien a los demás.

'Cristo ha resucitado y también nos encontramos con nuestros hermanos resucitados; al resucitar Cristo nosotros resucitamos con él, y resucitar con él significa iniciar una vida mejor, en la que luchemos por no ofender al Señor y a los hermanos', dijo.