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Digna de una película, así fue la vida del barranquillero Benjamín García Galindo, quien fue pionero en disfrazarse de Conde Drácula en el Carnaval. De esta manera, el personaje de ficción creado por el novelista irlandés Bram Stoker, cobró vida en el Caribe colombiano.

Fue tanto el impacto que generó este hombre de 1,90 mts de alto, piel blanca, cabello negro y ojos expresivos, que durante treinta años tuvo el respaldo del público en los desfiles carnavaleros. Se llegó a creer tanto el papel, que en su hogar tenía comportamientos vampirísticos, al punto que evitaba el sol, tenía en la puerta de su cuarto un murciélago de caucho y existió el mito de que dormía en un ataúd.

Por todo esto el fallecido periodista y cineasta Ernesto McCausland, que fue editor de EL HERALDO, rodó la película El último Carnaval (1998), protagonizada por el cubano Jorge Cao. En el celuloide quedó plasmada la historia de este vampiro criollo que falleció la noche de este sábado en su residencia del barrio Hipódromo, Soledad.

Su hermana Carmen Castro, en la sala de velación número dos de la Funeraria Universal, mientras observaba el ataúd color caoba en el que reposan los restos de Benjamín, recordó que tras verse juntos una película sobre Drácula, su pariente quedó fascinado con este personaje y decidió imitarlo.

'Tenía como 25 años, se hizo unos colmillos con pulpa de yuca y decidió canalizar su pasión por el personaje en el Carnaval, la fiesta donde todo se vale. Causó mucho impacto, al punto que durante tres décadas mantuvo el personaje. Él fue un hombre muy recursivo, incluso conseguía buenos patrocinios para el disfraz. También estuvo en el Ejército, en la Policía, en la Telefónica, hizo de todo para mantener a sus seis hijos. Hasta se disfrazó de mujer'.