Un emblemático edificio reúne la historia de la familia real británica. Se trata del palacio de Buckingham, la residencia oficial de la monarquía en Londres. Allí habitó la reina Isabel II desde 1953 y desde entonces ha sido remodelado, reconstruido, ampliado, engrandecido y resurgido.
El lugar inició su construcción en 1703, pero aún no era conocido con su nombre actual, pues en ese año, el primer duque de Buckingham y Normanby mandó construir un ‘petit hotel’. En contra de lo que pueda sugerirnos este nombre, el uso de esta vivienda nunca fue la de alojar visitantes, pues el término 'hôtel' no tenía el mismo significado que alberga ahora.
El rey Jorge III decidió comprarlo en 1762 convertirlo en la residencia privada de la monarquía, motivado en su mujer, la reina Carlota. Hasta 1826 durante el reinado de Jorge IV se ordena al arquitecto John Nash una remodelación que añadía tres alas que rodean un patio central llamándose así en el palacio de Buckingham.