Las joyas de la Corona Británica se convirtieron en un símbolo de Inglaterra. La reina Isabel II pudo tener acceso a todos aquellos objetos cuyo origen son de oro, plata o piedras preciosas. Esta colección es considerada la más valiosa del mundo y actualmente está custodiada en la Torre de Londres.
Coronas, cetros, espadas, insignias, diamantes, tiaras y anillos son las lujosas piezas que se utilizan para la celebración de diversos acontecimientos y aniversarios que disponga la Casa Real Británica.
Entre sus coronas, una es considerada la más emblemática, se trata de la corona de San Eduardo, con ella se realiza la coronación de monarcas de Reino Unido. La pieza original diseñada en el siglo XIII fue destruida durante el periodo de la Mancomunidad de Inglaterra por el traslado de los restos de Eduardo el Confeso. Es por ello que la actual fue elaborada para la coronación del rey Carlos II.
Esta joya pesa dos kilos y fue elaborada en oro y posee un círculo decorado con ocho florones con forma de cruz patada y flor de lis que se alternan y están decorados con piedras preciosas. Es adornada con gemas, piedras preciosas y semipreciosas entre las que se encuentran zafiros, turmalinas, amatistas, topacios y citrinos (cuarzo amarillento).