Sin pretender dar recetas infalibles a quienes intentan evitar, desconocer o ignorar el sufrimiento en los distintos momentos de la vida, Joan Garriga, psicólogo humanista español y terapeuta Gestalt –todo un referente en constelaciones familiares en su país y en América Latina– invita a buscar la paz. Pero no a cualquier precio, sino amando con un corazón grande, generoso y abierto. En primer lugar, a uno mismo y luego a los demás, porque la vida no siempre nos es complaciente. Por el contrario, a ratos despedaza y es ahí cuando, dice, se necesita grandeza de corazón para abrazarlo todo, como hizo el mismo Jesús. Solo así, insiste, se podrán sanar las heridas. Un buen comienzo es hacerlo con las que dejaron los padres.
'El principio básico de un ser humano es necesitar al otro'
Garriga, autor de seis libros en los que explora las facetas de la vida, las relaciones familiares, la espiritualidad o cómo labrarse un camino, entre otras temáticas, asegura que detrás del incremento de los suicidios, las enfermedades mentales y la soledad se encuentra una bacteria: la del yo del engrandecimiento o del yo del individualismo reservado, que nos deja como 'barcos grandiosos a la deriva en un mar inmenso'. Toda una ficción que, a su juicio, revela que 'la sociedad está mal de la cabeza porque trata de vencer a la naturaleza humana, que es comunitaria' porque realmente pertenecemos a grupos, en los que gobierna el lenguaje del corazón.
La función de las constelaciones familiares
Garriga, uno de los más aventajados discípulos de Bert Hellinger, el teólogo, terapeuta y espiritualista alemán, conocido mundialmente por ser el creador de las constelaciones familiares, precisa que esta herramienta terapéutica permite a las personas lograr un conocimiento profundo de sí mismos y de su red de vínculos, además de forma gráfica e incrementada. Con comprobada experiencia, tras años de constante trabajo, indica que los seres humanos pertenecemos a una matriz familiar que ha sido visitada por grandes bendiciones: 'Somos el éxito de muchos otros que sostuvieron la vida y la hicieron avanzar hacia el futuro. Pero también esta es una matriz de traumas, de dolor, de violencia o de pérdidas. Está demostrado que lo que vivieron nuestros abuelos o bisabuelos nos llega de alguna manera hasta nuestros días'.