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Con el propósito de valorar y conocer a fondo las tradiciones, acontecimientos históricos y monumentos que representan a cada región, hace 21 años, el Ministerio de Cultura designó que el segundo domingo de cada septiembre fuera declarado en Colombia como el Día Nacional del Patrimonio.

Por ello, organizaciones no gubernamentales, colectivos independientes y entidades del gobierno local y nacional, aprovechan la coyuntura para realizar actividades conmemorativas alrededor de la búsqueda de la visibilización de los elementos considerados patrimonio.

Así mismo, estas jornadas tienen el objetivo de crear espacios de motivación y participación ciudadana, en los cuales se espera que de forma espontánea los colombianos se sumen a esta celebración cultural, desde el respeto y la conservación permanente de la historia.

Actualmente, a nivel mundial el concepto de patrimonio deriva una diversificación de conceptos y formas que se ajustan a los bienes materiales o inmateriales que posee cada territorio.

En lo que respecta al patrimonio tangible, este hace referencia a los bienes arquitectónicos, monumentales, museísticos, bibliográficos, arqueológicos, entre otros.

Mientras que en el patrimonio intangible se encuentra la tradición oral, los saberes populares y culinarios, además del teatro, la música, la danza, los rituales ancestrales y demás expresiones sociales.

Por fortuna, Barranquilla goza de innumerables patrimonios materiales en diversas áreas de espacios de interés público de la ciudad.

Asimismo, La Arenosa también cuenta con múltiples manifestaciones intangibles que sostienen el legado cultural de esta zona del Caribe colombiano.

En este apartado uno de los mayormente reconocidos a nivel internacional es el Carnaval de Barranquilla, fiesta que en 2003 alcanzó la declaratoria de ‘Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad’ por parte de la Unesco.

De igual manera, son decenas de monumentos, edificios y expresiones propias de la ciudad con gran valor patrimonial que conviven significativamente entre sus habitantes, resguardando la historia de la convergencia de distintas culturas que construyen a los barranquilleros.

EL HERALDO dialogó con expertos en el tema con el fin de conocer sus posturas frente a los distintos patrimonios con los que convergen en la capital atlanticense.

Barranquilla, ciudad de migrantes

Pese a lo diversivificado de la conceptualización del patrimonio, es preciso reconocer el gran legado arquitectónico y urbanístico que posee la ciudad.

Espacios icónicos como el barrio El Prado, Barrio Abajo y Bellavista, que datan de la época de los años treinta, son algunos de los ejemplos más recordados en la memoria de la ciudadanía.

Sin embargo, Barranquilla en particular posee zonas que aunque son un tanto inexploradas, se conservan sobre los cimientos de su propia historia.

Uno de los mejores ejemplos es la Antigua Aduana, que tras ser nombrado Edificio Patrimonial la Nación, entró en recuperación y actualmente funciona como punto de encuentro para la cultura.

Sin embargo, también es sabido que no todos los bienes mobiliarios de esta urbe han sido beneficiarios de las mismas acciones.

En entrevista con EL HERALDO, Francisco Eversley, historiador y docente universitario, conversó sobre de las expresiones arquitectónicas con las que cuenta la ciudad.

'Barranquilla es una ciudad en la que varias poblaciones migrantes convergieron para su construcción, es por ello que existen diferentes tipos de influencias en sus mobiliarios, de los más representativos el Art déco y manifestaciones del modernismo'.

En su diálogo Eversley mencionó que la cultura de valorar el patrimonio pertenece a una costumbre europea que cada vez toma más fuerza en Latinoamérica.

'Barranquilla es una ciudad basada en la multiplicidad, por ello tanto nuestra arquitectura como nuestro desarrollo personal es diverso. Sin embargo, lo importante es que de una u otra forma la ciudad ha ido apropiándose de sus espacios para utilizarlos y valorarlos'.

Finalmente, Eversley culmina su conversación aseverando que el patrimonio es una experiencia de conexión en la cual se conectan el pasado, el presente y el futuro.

'En un ejemplo tan sencillo como ver un cuadro de Obregón, encuentras parte del pasado por las expresiones que nutrieron al artista, el presente a través de la persona que lo aprecia y el futuro basado en cómo esa experiencia con el arte servirá para próximas interpretaciones'.

Visto desde las artes

Otro de los aspectos a destacar dentro del contexto patrimonial son las artes, definidas como un proceso creativo que nace desde los intangible y se traslada a lo tangible. Barranquilla cuenta con aproximadamente 25 expresiones artísticas entre murales, monumentos, esculturas y bustos.

Néstor Martínez, curador de arte y docente universitario, mencionó que uno de los personajes patrimoniales de la ciudad es Alejandro Obregón.

'Lo interesante del patrimonio artístico en Barranquilla es que mucho de este se encuentra en el espacio público. En particular Obregón es uno de los grandes referentes que en su máxima aporta a través de la ‘Simbología de Barranquilla’, una obra que da cuenta de la transformación de la urbe'.

Por otra parte, Martínez también fue claro en decir que el mayor riesgo de este legado es el desconocimiento. 'Es grato saber que una ciudad como Barranquilla cuenta con patrimonio en espacio público excepcional. Sin embargo, el gran riesgo es que los barranquilleros lo desconocen y no hay peor mal que el olvido'.

Un patrimonio musical

Finalmente, otro de los patrimonios más propios de los barranquilleros es el musical.

En particular los sonidos auténticos del Caribe en sus combinaciones de cuerdas, vientos y percusiones dan resultados del trópico bailable que rompe con las estructuras formales de la apreciación y se trasladan al goce de las piezas musicales.

Richard Dejanón, arquitecto y melómano, dijo que los sonidos hacen parte de la cultura del barranquillero y que este se debe a la mezcla de estilos.

'Lo que marcó la influencia musical de Barranquilla fue la convergencia de los sonidos caribeños. Todos esos sonidos alegres dieron paso para que artistas como Joe Arroyo se convirtieran en un representativo de la cultura caribeña'.

Así mismo Dejanón también comentó que los patrimonios musicales reciben esta mención a través de la memoria de la ciudadanía.

'Uno de los patrimonios musicales más recordados es la canción La Guacherna, escrita por Esthercita Forero y que popularizó Milly Quezada, una cantante dominicana. Aquí es donde vemos el claro ejemplo de la mezclas de estilos, en los que sentimos tan propio un ritmo tropical como el son dominicano con la letra de nuestra fiesta tradicional',