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Buscar la fuente de la eterna juventud se ha convertido por siglos en el objetivo de muchas personas en el mundo. Sin embargo, con el paso del tiempo la medicina estética se ha robustecido.

Y aunque aún no existe una solución definitiva contra el envejecimiento, es sabido que actualmente existen varios procedimientos que pueden prevenir y mejorar los signos propios del paso de los años.

Científicamente envejecer se entiende como un proceso natural e imparable en todos los seres humanos. No obstante, factores como una mala alimentación, el consumo excesivo de azúcar, alimentos procesados, alcohol, fumar o prolongadas jornadas de ejercicio pueden hacer que se pierda la capacidad de restauración de la piel.

Además de ello, a partir de los 25 años el organismo comienza a ralentizar su producción de colágeno, la proteína que le da sostén y firmeza a la piel, siendo el envejecimiento muy notable a partir de los 50 años.

En la generalidad existen dos tipos de envejecimiento, el programado y el accidental. El primero se refiere a todo lo referente a nuestro reloj biológico y todos los procesos que lo controlan. El accidental es determinado por el estilo de vida particular.

Sin embargo, más allá de las rutinas preventivas de autocuidado facial, existen múltiples tratamientos y equipos especializados que promueven la estimulación de colágeno y elastina, lo cual ayuda a disminuir las líneas de expresión y a retrasar el proceso visible del envejecimiento.