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'Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos'. Esta, del puño y letra de Gabriel García Márquez, es la descripción de un pueblo, una historia, un legado: Cien años de soledad.