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Hay días que no se quieren recordar. Para Colombia en general, por ejemplo, la década de los 90 está llena de momentos así, de esos que si fuera posible se borrarían de la memoria de todos aquellos que perdieron a un ser querido en el fuego cruzado, de los que se espantaron al sonar de los estallidos o que fueron víctimas de secuestros y torturas por parte de los grupos criminales que sometieron a toda una nación.