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Desde que llega el mes de octubre, varios se transforman. Si bien se vive la Fiesta de Brujitas, la mente de los barranquilleros se traslada a la Navidad y el Carnaval. Entre estas la de Checo Acosta.

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¿Será porque se oyen sonar tambores? Sí. Es porque se escuchan los rumores de que se avecina la fiesta cultural más importante del país o como él mismo la denomina: 'la fiesta más rica y buena'. Así lo entona Alcibiades Antonio Acosta Agudelo, mejor conocido como Checo Acosta en su tema El galillo me rasca.

Nunca ha sido rey Momo del Carnaval de Barranquilla, pero esta distinción no es necesaria para que cada edición haga parte de la realeza del evento, como su ‘príncipe’. Y es que son más de 30 años de trayectoria artística, en los que se ha encargado de exaltar el folclor y las raíces del Caribe colombiano.

Su autenticidad, espontaneidad y explosión de alegría ha cautivado a propios y visitantes que en cada festejo suben el volumen para escuchar al ‘hijo de Ruth’ , su señora madre, de quien dice heredó una de las cualidades que más lo identifican.

'Yo siempre digo el ‘hijo de Ruth’ porque yo le heredé a mi mamá esa alegría, el ser extrovertido. Siempre he sido un mamador de gallo, el chistoso de la familia, del salón, del grupo. Es una alegría innata que viene en la sangre por parte de mi mamá'.

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Una luz de alegría en su familia representaba Ruth Agudelo de Acosta, quien falleció el 17 de noviembre de 2020, momento en que la flamante sonrisa de Checo tuvo que verse apagada por un largo tiempo.

Opuesto a su padre, el bolerista soledeño Alci Acosta, de quien alude siempre anda en saco y corbata y es de poco conversar. Es por ello que su vena musical se la aboga a su padre, mientras que todo aquello jocoso y alegre tiene un sello materno que nunca se borrará.

Es un soledeño orgulloso de haber nacido en su tierra, esa misma en la que en muchas épocas decembrinas se deleitaba un 7 y 8 de diciembre con el sonido de la cumbia soledeña, costumbres que engendraron en él un gran amor por las tradición del Caribe.

'Desde pequeño mi mamá siempre me ponía mucho folclor. Me inyectó el amor por el Carnaval y pese a que era muy tímido, ella se encargó de que fuera extrovertido, de que bailara y ya desde los cinco años cantaba en las fiestas familiares'.

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