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Aquel 1° de abril del 2021, mientras la zozobra del acuartelamiento, la cuarentena y la cercanía de la muerte obligó a la humanidad a encerrarse, en Santiago de Tolú, insólitamente un suceso hizo erizar a más de un lugareño en medio de un lúgubre, silencioso y aletargado Jueves Santo.