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Las primeras investigaciones arrojan que Matthew Perry no había consumido ni fentanilo ni metanfetamina, dos de las drogas causantes de la epidemia de opioides en Estados Unidos, al momento de su muerte, sin embargo, los investigadores encargados de llevar a cabo su autopsia aclaran que tendrá que pasar entre cuatro a seis meses para que se obtenga la resolución final que indique la causa que desencadenó su deceso a los 54 años, noticia que ha causado consternación generalizada.