Su cabeza está bien puesta. Atravesando el umbral de los años con la gracia de un folclorista sabio, su presencia aún refleja liderazgo. Sentado en la terraza de su casa en el barrio El Santuario de Barranquilla, Ismael Guillermo Escorcia ve jugar con algunos machetes de palo a los próximos herederos de su tradición.
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Mientras sus bisnietos abrazan el tesoro que en siete décadas ha mantenido, el creador de El Descabezado se convierte en el emblema vivo de un intrépido disfraz que ha recorrido las calles de la vieja Barranquilla, paseándose con picardía cada escenario de las carnestolendas.
Ad portas de sus 94 años, son pocas las palabras que salen de su boca, sin embargo, lo que no evoca con su voz se percibe en su mirada, la sonrisa y aquella firmeza con la que sostiene el machete que caracteriza a su gran creación.
Meciéndose en su mecedora, es consciente de que es todo un guardián de una narrativa que traduce una profunda historia. Sus ojos se cierran, pero su mente está abierta. Desde Calamar, Bolívar, Ismael recuerda las desgracias provocadas por la muerte del dirigente político Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948.
'Por el pueblo pasaba el recorrido del río Magdalena y me conmoví cuando apareció un cadáver descabezado. Más nunca se salió de mi memoria'.
Don Ismael sigue viendo a sus tres bisnietos que corren de un lugar a otro con la misma energía con la que él un día se adentraba en esta aventura carnavalera.
Mira a su hijo Wilfrido Escorcia Salas con agradecimiento. Y es que él ha sido su gran heredero, rey Momo del Carnaval de Barranquilla 2009, y todo un ‘cambambero’ que a sus 70 años no pierde el carisma y mucho menos los detalles que hicieron posible la conformación del disfraz. Tiene la cabeza sostenida en su mano izquierda, como si llevara consigo el peso de innumerables historias.