Revestido con la virtud que le concede su espontaneidad y sencillez, Jairo Martínez, el mismo que con una hiperactividad magistral ha logrado no solo conquistar todos los espacios en los que ha querido estar, sino también los corazones de aquellos que se permiten conocerlo, ahora es rey Momo del Carnaval de la 44.
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Y es que sin tener pretensión mayor a la que lo gobierna, disfrutar de la vida al máximo, este cartagenero que se debe a las pasiones del Caribe, se ha dispuesto a aprovechar cada oportunidad que se le ha presentado.
Sin embargo, detrás de la gran figura que ha acompañado a personalidades del mundo del espectáculo y que luego llegó a la televisión colombiana para convertirse en uno de los favoritos, permanece un carisma particular.
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Su infancia transcurrió entre el colegio y la casa, había heredado el físico de su papá y la bondad de su mamá, pero la alegría exacerbada con la que recibía a todos lo convertía en un ser inolvidable.
'Mi vida siempre ha estado llena de particularidades, pero la más curiosa de todas era la sonrisa, de hecho mi mamá decía que yo siempre despertaba con una sonrisa y que todo lo resolvía así'.
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