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Con la temporada alta, por lo tanto, se aumenta de manera considerable el flujo de pasajeros y turistas por todo el país, tanto en el transporte aéreo como en el terrestre. De acuerdo con las proyecciones realizadas por la Aeronáutica Civil, se estima que cerca de 11.620.000 pasajeros se movilicen por vía aérea desde y hacia los aeropuertos del país en el periodo comprendido entre el 7 de diciembre y el 22 de enero de 2024.

Por su puesto, los usuarios buscan destinos de zonas cálidas y sobre todo costeras para pasar estas festividades y dejar de lado la cotidianidad de las grandes urbes, un descanso para las personas, pero a su vez un incremento de basuras y residuos cerca al mar, pues las grandes afluencias de gente y actividades en las playas suman números a las altas cifras de plásticos que llegan frecuentemente durante el año a nuestros mares.

Cabe recordar, que Colombia tiene una posición estratégica en Sudamérica porque es el único país que tiene los dos mares (Pacífico y Atlántico). Así que casi el 50% de su territorio es agua, relativamente igual al territorio emergido (continental e insular). Al estar en el trópico, tiene presencia de ecosistemas marinos únicos como islas, manglares, arrecifes de corales y montes submarinos, entre otros. Algunos de ellos: arrecifes coralinos, manglares y humedales algunos de ellos son: las Islas del Rosario, San Andrés, Providencia, Bahía Málaga, Bahía Solano, entre otros.

Estos ecosistemas proporcionan un hábitat crucial para innumerables especies, muchas de ellas zonas de cría, como tortugas marinas, ballenas, cocodrilos, aves migratorias, cangrejos y diversas especies de peces esenciales para la vida. Y aunque no es nuevo, la contaminación por plásticos está en todas partes: ha inundado nuestro planeta, perjudicando la salud de las personas, acelerando la injusticia social, destruyendo la biodiversidad y alimentando la crisis climática en cada etapa del ciclo de vida del plástico.

Hoy en día, diferentes especies marinas están en peligro y hay hábitats marinos arruinados. Pero quizás lo más grave es que los ecosistemas están perdiendo la capacidad natural de recuperarse. Como sociedad, aunque sabemos y somos conscientes de nuestra realidad, las acciones frente a esto son mínimas, se nos olvida cuidar y proteger el lugar donde habitamos. Botamos basura, no recogemos los desechos y sí, por el contrario, aumentamos la posibilidad de llevar plástico al mar de una manera mucho más rápida que por las mismas vertientes que desembocan con desechos.

'Sin los océanos no habría vida en la Tierra, es así de simple. A pesar de esto, están cada vez más amenazados por los impactos de la actividad humana y el cambio climático. La pesca insostenible e ilegal, la gestión de las costas, el tráfico marítimo y la contaminación los afecta desde hace décadas', comenta Tatiana Céspedes, coordinadora de campañas para Greenpeace Colombia.

Más de 3 mil millones de personas como tú dependen de la diversidad biológica marina y costera para sus medios de vida. Nuestro destino y el destino de nuestros océanos están íntimamente conectados. Es momento de frenar su destrucción. Desde Greenpeace, trabajamos para tener océanos y mares saludables, con poblaciones de peces recuperadas y ecosistemas marinos bien conservados. Además, apoyamos a las comunidades pesqueras para que puedan vivir de la pesca sostenible. Pero sabemos que se necesita de todos, desde locales hasta turistas para esta lucha. Quizás para algunos es simplemente el lugar para pasar vacaciones, pero los océanos y nuestros mares son más allá de un lugar para veranear.

Por lo que el cuidado y preservación de nuestros océanos es de suma importancia y vitalidad para cualquier ser humano, ya que regulan el clima, brindan proteínas, energía, minerales y otros productos esenciales, el balanceo del mar en todo el planeta crea más de la mitad de nuestro oxígeno, transportan masas de agua que superan a todos los ríos de la tierra combinados y, por último, y no menos importante, son el hábitat y los corredores de migración de ballenas, tiburones, tortugas y otras especies.

Entonces que las vacaciones no se conviertan en un deterioro de nuestro entorno, por el contrario, qué mejor que descansar, darse un respiro, pero también dárselo al planeta, recogiendo quizás un papel, envoltura o plástico que encontremos en la calle, playa, mar o río. Ayudemos al planeta a que también tenga vacaciones y al mar que descanse del plástico.