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El sonar único del millo y la gaita. El golpe seco de los tambores. Ese grito maravilloso de los congos que hacen erizar a cualquier amante de la fiesta. Todo eso se reunió en la tarde del domingo en la Vía 40 para celebrarlos justamente a ellos, los tesoros vivos del patrimonio carnavalero que tuvieron su gran día con la Gran Parada de Tradición.