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-VENDEDOR: Cacha, hey, te vas a dorá’ como pollo asao’ en ese bordillo…me 'grita' un vendedor ambulante mientras estoy sentada en el andén esperando ver pasar el desfile.

-CACHACA: ¿Bordillo? ¿Qué es eso? Pregunta uno desprevenido y como recién llegado de la fría Bogotá, donde lo más cercano que uno está de sentarse en las calles es para protestar por alguna mala movida del gobierno.

- Se dice quejeso-, me corrige el vendedor callejero, ya tomando con una servilleta lo que parece un pedazo de queso con aborrajado para ofrecerme.

-El bordillo es donde estás poniendo tu fundillo- me replica el vendedor de la manera más jocosa, a sabiendas de que ya yo he puesto mi cara de pánico por lo informal de la conversación, que como buena cachaca no estoy acostumbrada a llevar con el 'pudor' que nos caracteriza a 'los del interior'.

-Cógela suave-, me espeta ya leyendo mi creciente posibilidad de no comprarle lo que lleva en la mano, por lo que decide entrarme con toda y lanzarme lo siguiente:

-El que no se manda un matrimonio en Barranquilla no vino a gozar el carnaval.

-¿Mandarme un matrimonio?, de nuevo yo, ¿Qué es eso?

-Se dice quejeso prima, me corrige otra vez el paciente vendedor…

-Yo, cedo: ¿quejeso amigo?

-Él, orgulloso de mi esfuerzo por acoplarme al Caribe me dice: Esoooooo, así te van a cobrar menos por lo que compres en la calle, porque donde te escuchen el hablao, te clavan.

-¿Me clavan? En mi tierra eso es una vulgaridad, ¿cómo así que me van a clavar por no decir quejeso?

-Señor, pregunto, ¿qué es para usted clavar?

-¿En serio cacha? me dice cada vez agarrando más confianza….Pues que te van a jode’ y te van a cobrar el doble por alguna cosa.

-Aaaaah, ya entiendo, eso quiere decir que me toca aflojar la lengua para parecer de la Costa y que no me vean la cara, le dije.

-Ajá, me dice…

-¿Ajá?, señor, le puedo hacer una pregunta?, hace un rato escuché a una vendedora contarle unas cosas a otra y ella solo le respondía ajá. Le decía: ya tú viste cómo te miraba el que iba pasando? , ajá, dijo la otra, y si te quita el puesto que llevas rato peleando? ajá, le dijo la otra, estás pensando lo mismo que yo?...ajá le volvió a responder. Y qué me dices de tu marido?...y la otra: ajá.

-Suelta la carcajada mi nuevo amigo, con el desparpajo que caracteriza a la gente del Caribe y me dice: Ajá se usa pa to’o. Además, no es un tema de repetir la palabra sin meterle el sabor que la caracteriza. El ajá tiene que venir con sabor y entonación.

-No es lo mismo cuando te dicen ajá y tú qué?....a cuando te están preguntando algo y tú respondes ¡Ajá!

-Pero amigo, ¿cuál es la diferencia en la entonación?

-Ahh puehhhh, eso eh fácil, Ajá y tú qué se dice rapidito, mientras que el otro Ajáaaa es más pausado.

-Dios mío, ¿dónde me fui a meter? Cómo saber cuándo me están diciendo un ajá u otro. Bueno, tal vez no es tan difícil.

-Iraaaa cachaaaa, de todos modos, nunca a ti te va a sonar igual un Ajá que a nosotros acá en la Costa.

-¿Ira? ¿Está bravo señor?

-Sí, me dice, y luego suelta la carcajada. No cacha, el Iraaa lo usamos aquí cuando hay incredulidad por algo.

-Iraaa, Ajá, Ah pueh, Bordillo, eso es mucho pa' mí en un solo día, le dije. Señor, pero no me ha dicho ¿a qué se refiere con lo de mandarme un matrimonio?

-Andaaa cacha, se me iba olvidando.

-¿Anda? Y ahora? ¿ando o no ando?

-Juaaaajuaaaaa juaaaaaa jajajaja, se vuelve a carcajear el vendedor, Anda lo usamos cuando no sabemos qué hacer ... o como expresión de sorpresa.

-Andaaaaa, dije, a lo que él volvió a sonreír y dijo: Ah pueh, ya casi tú pareces de aquí, te faltan unos kilometricos jajajajaj. 

-El matrimonio es eso, la unión del queso con el bollo de maíz, la pareja perfecta, el tumbao sabroso. Pero para que quede bueno, lo tiene que preparar una generala.

-¿Generala, señor? ¿Si no lo prepara una militar entonces no sabe bueno?

-Nombe no, una generala es una mujer con carácter, que amase con fuerza ese maíz y que sepa armar los bollos. Las generalas son las mejores esposas.

-Creo que entonces yo no podría prepararlos, de 'generala' no tengo nada. 

-Es que eso es común en las mujeres costeñas, son generalas, son matronas.

-Quiero probar eso, se ve muy rico, me da uno, pero rapidito que me estoy asando aquí, ahora sí como un pollo, como dice usted.

-Ajoooooo, viste tú que sí puedes ser generala.

-¿Ajo? Yo no quiero salsa de ajo señor, solo deme un matrimonio de esos. Creo que le dio algo porque se agarra la barriga como si le doliera, pero luego vuelve a soltar la carcajada.

-Cachaaaa, ajooo no es una comida, o sí, pero para nosotros es otra expresión de asombro, de que algo está bacano, bien hecho.

-Ahhh, tampoco sabía. Para el próximo carnaval me vengo 'preparada'.

-Solo una cosita más Cacha, ahora que ya sabes las palabras, quiero decirte que te falta la pinta, con esa ropa todo el mundo se da cuenta de que vienes del interior.

-Carambas, le dije, traje lo más cómodo que tenía.

-Joaaaa Cacha, pero si ese saco te llega hasta el cuello.

-¿Joda? Señor, ¿le molestó algo?

-Jajajjja, nombre Cachi, Joaaa lo usamos también cuando queremos decir: no me friegue.

-Ahh ya, dije, ahora soy Cachi.

-Sí, desde ahora es mi Cachi preferida

-Bueno, dije, y usted mi costeño favorito. Amigooooooo, ¿cuánto le debo?

-Uy Cachi, se me iba olvidando la cobrada, me entretuve gozándomela. Son solo 3 mil barras.

-¿Barras? Primo, ¿eso es algún cupón del carnaval?

-Jajajajaja Cachi, cachi, las barras es la platica, los pesitos, el billete.

Esta vez sí me sonrojé, le pagué y me levanté del bordillo. Seguí caminando y preciso me antojé de un algodón de azúcar que llevaba a espaldas un señor de edad mayor y bueno, queriendo practicar mi nuevo léxico ...me mandé:

-Primo, ajooooo, esos algodones se ve que están sabrosos, Joaaaa, ¿me vende uno en 2 barras? Iraaa yo sé que sumercé es buenaonda Ala y no me va a clavar.

-VENDEDOR 2: Sí claro doñita, pero vale 8 mil barras.

-¿8 mil? Señor, pero, ¿cómo puede costar todo eso?.

Sonriendo me dice:

-Cacha, tú a mí no me engañas.

-Yo: ¿Cómo lo notó?