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El ritmo constante de la Tierra en su órbita alrededor del Sol no sigue una pauta de 365 días exactos. Los cálculos precisos de la NASA revelan que un año solar abarca 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Esta discrepancia, aunque sutil, acumula un retraso de aproximadamente un cuarto de día respecto al calendario común de 365 días cada año. En cuatro años, este desfase totaliza un día completo, desencadenando la necesidad de años bisiestos.

Poblaciones antiguas como los sumerios, chinos y romanos elaboraron calendarios basados en las fases lunares, eficientes para rastrear los meses pero deficientes para seguir las estaciones.

La antigua Roma enfrentó complicaciones con su calendario republicano de 12 meses lunares y 355 días, aproximadamente 10 días menos que un año solar. La inconsistente adición de un mes llamado Mercedonio generó confusión debido a maniobras políticas.

En el año 46 a.C., el emperador romano Julio César propuso una solución con el calendario juliano. Este calendario de 12 meses constaría de 365 días, pero cada cuatro años, se añadiría un día adicional. Aunque esto redujo la discrepancia, el año promedio todavía superaba al año solar por 11 minutos y 14 segundos, generando acumulación de errores.

A finales del siglo XVI, el calendario tenía un retraso de aproximadamente 10 días, causando dificultades para fijar la fecha de Pascua en la Iglesia católica.

La intervención decisiva del papa Gregorio XIII en 1582 eliminó estos días adicionales, alineando nuevamente las estaciones. Introdujo el calendario gregoriano, basado en el juliano pero con una regla clave: todos los años divisibles por cuatro son bisiestos, excepto los centenarios, que deben ser divisibles por 400.

Los años bisiestos, como 800, 1200 y 2000, cumplen con esta regla, mientras que 1700, 1900 y 2100 no lo son. Este sistema ajustó la duración promedio del año gregoriano a 365,2425 días, solo 26 segundos menos que el año solar.

Bajo el calendario juliano, se acumulaba un día extra cada 129 años; ahora, bajo el calendario moderno, este fenómeno solo sucede cada 3.333 años, posponiendo los problemas para futuros milenios.