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Galapa es un municipio atlanticense que está muy conectado con la religión, especialmente en esta temporada de Semana Santa. Es suficiente con llegar a la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria, ubicada en la plaza principal, donde los muros blancos con grises de este templo empiezan a contar una historia ancestral que data desde 1864. Todos sus rincones tienen un halo de espiritualidad.

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Al adentrarse en este templo se observa un hermoso retablo que tiene una imagen de la virgen Nuestra Señora de la Candelaria, el cual fue traído desde España en 1737, siendo este el segundo más importante del departamento por su calidad y talla de madera policromada pintada de dorado, lo que la transfigura como una pieza única que pertenece al patrimonio colonial del Atlántico.

Para el año 2001 se le encargó la tarea a la artista Margarita Casalins de restaurar el retablo.

Es de madera de ceiba y sus altos relieves están recubiertos con laminilla de oro, sus colores originales son verde olivo, rojo colonial y el dorado.

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También se encuentra en este recinto la primera piedra en cal y canto, materiales de uso común en la época. 

Este templo es el único en el departamento que posee dos torres completamente diferentes, ya que se concibió una torre campanario con claraboyas y otra para dar equilibrio arquitectónico. 

Cuenta con un diseño de pisos transformados en verdaderos tapetes de baldosín de la época.

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La primera estructura de la iglesia fue de bahareque hasta que en 1910 se incendió.

Sin embargó, logró ser restaurada por uno de los sacerdotes importantes que regentó la parroquia, Pedro María Revollo, que llegó por primera vez en el periodo de 1907 hasta 1909.