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Cuando Angie Cepeda pisa nuevamente el Caribe, después de haber estado por fuera, su cuerpo y su alma se acomodan. Todo vuelve a su sitio. Por dentro algo pasa. El acento sale a flote. El sabor caribeño, que nunca ha perdido, resalta más.

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'Quiero un raspa’o de kola con leche, una arropilla, mamón, corozo, no sé por qué ya no venden tanto corozo', dice y se cuestiona la reconocida actriz mientras reflexiona sobre lo que es volver a pisar su tierra, esa que la vio crecer y que cuando no está cerca la extraña.

Y es que la nacida en Magangué, Bolívar, y criada en Barranquilla ha tenido una carrera en el mundo de la televisión y el cine al alcance de pocas personas en el país, y siempre sin perder esa esencia que la ha caracterizado.

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Por ello, tras más de tres décadas brillando en la pantalla chica y en el séptimo arte, el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, el de su terruño, la reconoció con el Premio a la Trayectoria Internacional por sus aportes a la interpretación.

'Me siento muy feliz, agradecida por ese reconocimiento después de todos estos años y que venga de mi país lo hace mucho más especial y me inspira para todo lo que viene. Es un impulso para todavía luchar por todos esos sueños que tengo por cumplir', dice.

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También se transporta a esa juventud en Barranquilla. 'Pienso en el colegio El Buen Consejo, ahí empecé a actuar en la clase de teatro. Salir del colegio y enseguida ir a la esquina a comprarme la bolsita de corozo'.