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Una pareja de novios que busca robar una cafetería. Un par de asesinos. Un boxeador que incumple un trato y debe huir por su vida. Y una mezcla de disparos, diálogos hilarantes aparentemente banales, bailes, drogas y una historia que va y viene en el tiempo. Ese coctel de ingredientes terminaron dando vida a una de las obras maestras de los últimos 30 años en el cine: Pulp Fiction, la gran genialidad de Quentin Tarantino.

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Estrenada el 21 de mayo de 1994 en el Festival de Cine de Cannes, que justamente está desarrollando su edición 77, donde obtuvo la Palma de Oro, esta película supuso un antes y un después no solo en la carrera del cineasta, sino en la manera de contar las historias porque justamente ahí está su riqueza audiovisual.

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“Estamos hablando de una alteración de la estructura aristotélica de inicio, nudo y desenlace, que pudo haber sido muy peculiar y particular en su época y bastante imitada”, explica a EL HERALDO el crítico de cine, docente y editor de la revista Rolling Stones Colombia, André Didyme-Dôme.

Y es que sí, el inicio de la película es el mismo final, al menos en el metraje, debido a que las historias protagonizadas por un elenco de lujo compuesto por: John Travolta, Samuel Jackson, Uma Thurman, Tim Roth, Harvey Keitel, Bruce Willis y más, no están contadas de manera lineal. Saltan en el tiempo. 

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Lo que sucede en la película no tiene un orden cronológico, sino uno más ‘tarantinesco’ aunque no sea el primero ni el único en hacerlo.

“Tarantino es un gran admirador del cine de Jean-Luc Goddard y el francés tiene una película que se llama Vivir su vida, que es la historia de una prostituta en 12 capítulos que están desordenados. Creo que para ese momento el impacto que tuvo Pulp Fiction llevó a que muchos la imitaran en términos de ‘hagamos lo mismo’ y eso es lo que tienen los grandes autores”, añade Didyme-Dôme.

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Y es que 30 años ya han pasado de esa obra maestra que aún sigue siendo centro de debate, por su estructura narrativa, por su violencia explícita –algo muy tarantinesco–, los diálogos, los momentos icónicos como aquel del baile de Vincent y Mia.

“La historia no se presenta de manera lineal, sino que va adelante y atrás en el tiempo, lo cual hace que el desarrollo de los personajes se haga más complejo e intrigante. Además se presentan varias historias que se van entrelazando poco a poco con la central”, añade la crítica de cine Gisela Savdie.

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“Tarantino utiliza los excesos para satirizar la violencia, logrando también contrastes extremos con relación a la parte humana de sus personajes. Por eso nos sorprende con reacciones totalmente inesperadas que muestran la complejidad de sus caracteres. Sabe, por ejemplo, retratar con sutileza y habilidad al matón que reza antes de asesinar a su víctima”, puntualiza Savdie.