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Por: Carlos Liñan-Pitre - Sony Music

Bogotá D.C., 1986

Eran las dos de la tarde cuando Diomedes Díaz llegó al estudio de grabación de la CBS, hoy Sony Music. A pesar de su fama de incumplido, el artista era un reloj suizo al momento de grabar. Llegaba sonriendo, saludando y gastándole bromas a quienes iba encontrando a su paso, e incluso repartiendo dinero, una costumbre que mantuvo hasta el final de sus días. Las sesiones de grabación no solo eran un momento de trabajo, sino una expresión de amistad y cariño de Diomedes para sus músicos y quienes le acompañaban en las largas y extenuantes jornadas.

Diomedes empezaba la grabación del tercer álbum junto a Gonzalo Arturo “El Cocha” Molina, que llevaría por título Incontenibles. En aquella sesión, el cantante le pidió a su técnico de acordeones, Ovidio Granados, que entrara a la cabina y tocara esa canción nueva que había escuchado el año anterior y que tanto le gustaba. Después, sacó a todo el mundo del recinto y se dispuso a cantar.

Era normal que Diomedes grabara una o dos canciones más de las que establecía el contrato. Esos temas extra eran usados luego en un elepé que la disquera lanzaba a fin de año:  Fiesta Vallenata. Así había sucedido con Diana, la canción de Calixto Ochoa, que Díaz interpretó con el acordeón de Ovidio Granados en 1982.

Ovidio Granados es una figura mítica en el mundo vallenato. Aunque su mayor fama es la de ser uno de los lutieres de acordeón más importantes de este folclor, Granados es un juglar que fundó la agrupación Los Playoneros del Cesar en 1966 y ocupó el segundo puesto en la primera versión del Festival de la Leyenda Vallenata en 1968, siendo solo superado por Alejo Durán. Desde 1973 se dedicó exclusivamente a la reparación de los acordeones, y desde 1978 entró a la agrupación de Diomedes cumpliendo esa función. Sin embargo, Diomedes le reconoció siempre sus calidades musicales y lo invitó a grabar en varias ocasiones.