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Después de haber recorrido un largo camino en el mundo de las historias, debido a su profesión como comunicadora social, y posteriormente atravesar por la tristeza y la angustia de ver marchitar a uno de sus amores más preciado, María Elvira Cabello Blanco, tuvo la valentía para reinventarse y sacar a flote sus mejores pinceladas.

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Elevando sus pensamientos y emociones empáticas por aquellos que se atreven a buscar nuevas oportunidades y abandonan su país para alcanzar nuevas metas,  la también artista, rinde un significativo homenaje a los migrantes del mundo con sus cuadros, que expresan las distintas situaciones a las que se enfrentan estos valientes.

Pero hablando de arte, sus trazos están inspirados en tres grandes pintores. Los colores vivos y las pinceladas marcadas del neerlandés Van Gogh; las pincelada gruesas, libres, coloridas y vibrantes del colombo-español Alejandro Obregón y los cuellos alargados, ojos ciegos y cuerpos en posturas extremas del italiano Amedeo Modigliani. 

Lo anterior lo plasmó en su exposición ‘Siluetas y flores’.