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Por Aldair Zamora - Especial para EL HERALDO

En medio de ruedas de fandangos que vienen y van, la cantadora Pabla Flores González, oriunda de María La Baja, Bolívar, ha hecho de su vida un bullerengue cuyos sonidos evocan un sinnúmero de sentimientos cargados de tradición y resiliencia.

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A través de sus letras, tonadas y lereos, Pabla ha exaltado manifestaciones propias de su población y le ha dado voz a niños, jóvenes, víctimas del conflicto armado y comunidad en general que se ha visto reflejada en sus bullerengues.

Hija de la reconocida cantadora Eulalia González Bello ‘La Yaya’, Pabla vio en su madre “una mujer muy entregada tanto para la familia como para María La Baja” pues su preocupación por el bullerengue y acciones por mantenerlo vivo junto a otras cantadoras del pueblo, marcaron un antes y un después en este territorio.

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La artista y maestra que hoy vemos en el escenario cantando bullerengue no siempre estuvo inmersa en el ámbito musical. Como muchas mujeres montemarianas, Pabla tuvo que ganarse la vida vendiendo pescado y trabajando en casas de familia.

Para 2006, la voz de su progenitora se estaba apagando debido a una trombosis. A Pabla le bastó comprender la situación para asumir el gran legado que su madre había construido hasta el momento y desde entonces “inicié mi carrera como cantadora con el propósito de llevar el bullerengue por todo el mundo, una apuesta que hasta el día de hoy la tengo presente y que la llevaré hasta que deje de cantar”.