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Cuando Marlon Peroza, y sus Gaiteros de Pueblo Santo, por allá en 2020 terminaron su anhelado disco Historias Cantadas, en el que mostraba al público por primera vez el universo narrativo del pueblo que inventó para hacer la catarsis de la muerte de su padre Cristóbal, no se imaginaba que llegaría a estar nominado al Grammy Latino.

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Pero, más allá de esa victoria, de conseguir que su disco llegara hasta ese sitial, lo martirizaba el hecho de pensar “¿Cómo hago yo un álbum pa’ que el concepto sea mejor que el de un pueblo imaginario?”.

Allí entró en un bloqueo creativo de unos dos años y gracias a que estudiaba una especialización de Gestión del Arte y la Cultura, se dio cuenta que no debía crear otra cosa, sino que tenía que seguir expandiendo el universo narrativo que ya había creado. Mostrarle al mundo más partes de ese Pueblo Santo, ese lugar inventado, que no existe y a la vez es el Caribe musical en sí mismo.

Historias Cantadas es simplemente una síntesis de lo que es el universo narrativo de Pueblo Santo. Entonces ahí venía el otro problema, ¿cómo conecto y hacia dónde expando? Y también quería darle un contraste al álbum, el anterior es un disco un poco oscuro, místico y ahora quería que fuera algo más de júbilo, más felicidad”, explica el oriundo de Montelíbano.

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Así llega Complacencia, el segundo álbum de Gaiteros de Pueblo Santo en el que continuamos conociendo más de este mágico lugar a través de 11 canciones, que a su vez son un homenaje a la radio como medio de difusión de las músicas folclóricas.

Es por ello que al final de Historias Cantadas, que más que un álbum es una suerte de crónica musical, aparece el sonido de un radio y el personaje del locutor Máximo Campillo, que ahora tomará más relevancia.

“Entonces me voy a la emisora y eso es como mi agujero de gusano en donde puedo atravesar hacia otro costado del universo, expandirlo sin que eso afecte nada de lo anterior. Y yo recuerdo que en la emisora de Montelíbano, de mi pueblo, Rafael Campillo era el locutor y había unos segmentos que eran los segmentos de ‘complacencia’ que es el momento en que tú llamas a pedir una canción para dedicársela a alguien”.