A la edad de 5 años la talentosa artista barranquillera, Isabella Carriazo, trazó sus primeras pinceladas debido a que sus padres recibieron la noticia de que la pequeña en aquel entonces, tenía indicios de autismo, puesto a que era una niña muy callada.
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Desde ese momento comenzó su historia con el arte, pues sus padres Helder Carriazo y Martha Franco, siguiendo los consejos de las secciones de psicología a las que asistía Isabella, la ingresan a una escuela de pintura infantil, para que esta ocupación fuera su terapia.
Hoy después de varios años, Carriazo considera que el taller de pintura fue ese punto de encuentro con ella misma.
Por su pasión, este mes tendrá su primera exposición de arte, en la que demostrará todo su talento y creatividad.