El pasado 19 de septiembre, la risa que durante años llenó los hogares de millones de colombianos se apagó. La Gorda Fabiola, un ícono del humor en el país, recibió su último adiós en una ceremonia íntima, rodeada de sus seres más cercanos. Unas 200 personas, entre amigos y familiares, se reunieron para darle el adiós final, pero el momento más conmovedor de la jornada vino de la mano de su hija, Alejandra Valencia.
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Aunque la despedida fue privada, lo que trascendió dejó un nudo en la garganta a quienes supieron de ello. Alejandra, con mucho dolor, se acercó al féretro de su madre y entonó ‘Mamá’, una canción de Arturo Vargas que dejó a todos en silencio.
Vestida con un saco de su madre para sentir su olor, Alejandra cantó hasta que la emoción fue más fuerte que su voz. La tristeza la detuvo, pero no antes de que el aplauso de los presentes llenara el lugar.
“Desde mis entrañas te canté hasta que ese gran nudo en mi garganta me lo impidió”, escribió Alejandra en sus redes sociales tras la ceremonia, acompañando el video de su tributo. Las palabras, tan desgarradoras como sinceras, reflejaban el vínculo inquebrantable que compartían. “Tú eras la primera en presumir mi voz... Me obligabas a cantar cada vez que tenías oportunidad”, recordó.
La imagen de Fabiola Posada, orgullosa de su hija, con lágrimas en los ojos mientras la escuchaba cantar, sigue viva en la memoria de quienes las conocieron de cerca.
A lo largo de su carrera, Fabiola se mostró como una mujer fuerte, llena de humor incluso en los momentos más difíciles. Pero detrás de su eterna sonrisa, había un corazón que luchaba, y Alejandra lo sabía mejor que nadie. “Cómo no lo iba a hacer con ese gran ejemplo que me diste, porque hacías reír plazas enteras mientras tu corazón lloraba”.
El homenaje a la mamá de los humoristas no quedó solo en el ámbito familiar. Desde Sábados Felices, el programa donde Fabiola trabajó por más de 30 años, sus compañeros compartieron algunos de sus momentos más memorables. Las risas que alguna vez protagonizó en la televisión fueron recordadas con cariño, pero ahora impregnadas de una profunda nostalgia.
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Alejandra, quien siempre había mantenido su vida privada lejos del foco público, hizo excepciones cuando se trataba de su madre. Las fotografías y mensajes que compartían en redes sociales revelaban una relación de admiración mutua. Días antes de la despedida, Alejandra dejó un conmovedor mensaje en homenaje a su madre:
“Gracias por hacer de mí lo que soy. Me quedo con lo bueno que me dejaste, con tu humor, con tus carcajadas, con tu autenticidad. Nos hiciste felices a nosotros como familia y a Colombia entera”.
