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El glamour y la ostentación siempre han sido parte del estilo de vida de Sean ‘Diddy’ Combs, uno de los nombres más poderosos en la industria de la música y el entretenimiento. Sin embargo, detrás de la fachada del éxito y la exclusividad, parece haberse escondido una red de excesos y abusos, que ahora está bajo la lupa de las autoridades.

Las denominadas ‘freak off parties’ organizadas por el rapero, según revelan informes recientes, eran mucho más que eventos privados: fueron escenarios de manipulación, drogas y explotación.

Estos eventos, que se celebraban en hoteles propiedad de Diddy o incluso en su avión privado, se extendían por días y no conocían límites. Según los reportes oficiales, durante estas fiestas se suministraban drogas ilícitas a los asistentes, y las mujeres eran drogadas para someterlas y mantenerlas “obedientes”, con el fin de que participaran en actos sexuales con trabajadores sexuales.

Lo más perturbador es que el mismo Diddy observaba estos encuentros, grababa sin el consentimiento de los participantes y, en ocasiones, se masturbaba mientras presenciaba lo que ocurría.

Este material audiovisual no solo era un testimonio de los excesos del rapero, sino que se convertía en una herramienta de chantaje. Las grabaciones se utilizaban para silenciar a las víctimas y mantenerlas bajo su control, condicionándolas a seguir participando en las fiestas o enfrentarse a consecuencias devastadoras, como el desprestigio o la ruina económica.

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El círculo de control: drogas, manipulación y vigilancia

Lo que se ha destapado va mucho más allá de la típica imagen del exceso en la fama. Sean ‘Diddy’ Combs parece haber instaurado un sistema calculado para controlar a las mujeres que asistían a sus eventos.

Los fiscales aseguran que utilizaba métodos variados, desde suministrar drogas hasta rastrear la ubicación de sus víctimas, manipulando su apariencia física y vigilando su información mediática. El objetivo era siempre el mismo: asegurarse de que estas mujeres no escaparan de su influencia.

Algunas de las víctimas, bajo amenazas implícitas o explícitas, temían que negarse a las exigencias de Diddy implicara un impacto devastador en su bienestar emocional o su carrera profesional. El control se extendía más allá de las fiestas, en un intento por destruir cualquier posibilidad de independencia o rebeldía.

Allanamientos reveladores: Armas, drogas y el lado oscuro del lujo

Las autoridades no se quedaron de brazos cruzados. Dos residencias de Diddy, una en Los Ángeles y otra en Miami Beach, fueron allanadas, revelando un arsenal inquietante de suministros utilizados en las ‘freak off parties’. Más de mil botellas de aceite para bebé y lubricantes fueron incautadas, junto a narcóticos que se cree eran utilizados para mantener el control sobre los asistentes.

El descubrimiento más alarmante fue el hallazgo de nueve armas AR-15 en la residencia de Miami Beach, tres de ellas con los números de serie desdibujados, lo que sugiere un posible vínculo con actividades ilegales más amplias. Este allanamiento destapó no solo el lado oscuro de las fiestas, sino una serie de acciones que revelan un control de poder más profundo y peligroso.

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Algunas celebridades que participaban

Antes de que las ‘freak off parties’ tomaran el centro de su estilo de vida, Sean ‘Diddy’ Combs era conocido por organizar las glamorosas ‘white parties’. Estos eventos, realizados en el marco del Labor Day en Estados Unidos, exigían que todos los asistentes vistieran de blanco, y contaban con la asistencia de algunas de las figuras más importantes de la industria del entretenimiento. Celebridades como Jay Z, Leonardo DiCaprio, Mariah Carey y Ashton Kutcher, Khloé Kardashian, entre otros, eran invitados a estos encuentros.