Han pasado seis décadas desde que Mafalda, esa niña argentina de cara redonda, con lazos grandes y preguntas incisivas, hizo su debut en el mundo.
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Un 29 de septiembre de 1964, Quino, el seudónimo de Joaquín Salvador Lavado, decidió darle vida en una tira cómica que pronto trascendería fronteras, idiomas y generaciones.
Mafalda, una pequeña filósofa con la capacidad de cuestionar el mundo y preocuparse por el destino de la humanidad, sigue tan vigente hoy como lo fue en aquella época de cambios sociales y políticos.
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Desde su primera aparición, sus preguntas y preocupaciones reflejaban la inquietud de muchos adultos, pero con aquella frescura de la infancia. Se preocupaba por la guerra, la injusticia, la pobreza y la paz.
Temáticas vigentes
Cómo es posible que una niña que nació en plena Guerra Fría, que cuestionaba el capitalismo y soñaba con la paz mundial siga siendo relevante en un mundo dominado por la Inteligencia Artificial, las redes sociales y las crisis globales.
La respuesta radica en su naturaleza universal. Los temas que Mafalda abordaba, como los derechos humanos, la política, la educación y el medioambiente, son problemas que no solo no se han resuelto, sino que han evolucionado de maneras complejas.
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Así lo afirma la caricaturista Nani Mosquera: “Lamentablemente seguimos padeciendo los mismos problemas. Seguimos teniendo dictaduras, seguimos teniendo hambre en el mundo, seguimos teniendo desigualdad, seguimos teniendo problemas de contaminación, entre otros temas que tocaba Mafalda”.
Para Nani, el ingenio de Quino también radicaba en la capacidad de poder tocar fibras con inteligencia, humor y sutileza.
“Logró hablar de dictadura, por ejemplo, a través de la sopa, algo que Mafalda odiaba, pero que simbolizaba la imposición y la opresión”.
Y es que uno de los rasgos más icónicos de Mafalda es su odio hacia la sopa, que representa para ella las obligaciones impuestas y las decisiones autoritarias que no comparte. Este rechazo es simbólico de su oposición a todo lo que considera injusto o sin sentido.
Nació de una aspiradora
Quino diseñó a Mafalda con el objetivo de captar la atención del público para una campaña de productos domésticos. Sin embargo, lo que comenzó como un proyecto comercial resultó ser mucho más.
“Gustaron tanto los personajes que se le pidió a Quino que lo siguiera haciendo durante más tiempo, y que fuera metiendo temas de actualidad”, contó la caricaturista.
Así fue como Mafalda, sus amigos y su entorno empezaron a reflejar la realidad social y política de Argentina en plena dictadura.
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“En ese momento, había una dictadura en Argentina, y él la nombraba como la sopa. Tenían que tomar la sopa obligados, por eso Mafalda no la tomaba, porque se la tenían que comer sí o sí”, comentó Nani.
El trabajo del argentino también ha sido inspiración para otros ilustradores que admiran esa capacidad envidiable y maravillosa de sintetizar un concepto.
“Es un dibujo que en apariencia se ve sencillo, pero cuando tú miras los fondos, cuando tú miras los detalles, cuando tú miras las expresiones de los personajes dibujados por Quino, tanto dentro de las tiras cómicas de Mafalda como fuera, te sorprendes”, manifestó el caricaturista Nadim.
Desafío en la era digital
El oficio de los caricaturistas de opinión, una de las formas más poderosas de crítica social y política, ha visto cómo su impacto se ha transformado en la era moderna.
“Tengo que reconocer, muy a mi pesar, que los tiempos modernos han hecho que el impacto que nosotros los caricaturistas de opinión tenemos se haya visto un poquito mermado”, expresó Nadim.
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Sin embargo, a pesar de estos desafíos, el caricaturista mantiene una visión optimista sobre el futuro del oficio. Aunque la atención se haya desplazado hacia los memes y otros contenidos visuales en redes, el espíritu contestatario y la indignación que alimentan a los caricaturistas no han desaparecido. “La indignación no tiene época y por eso Mafalda sigue tan vigente”, remató.
Un ícono feminista
En una conversación con Quino, la caricaturista Nani tuvo la oportunidad de tocar un tema que ha sido relevante a lo largo de las décadas: el impacto de Mafalda en el feminismo.
A pesar de la evidente relevancia de la pequeña contestataria para muchas generaciones, el creador inicialmente no era consciente del papel trascendental que su creación tendría para el movimiento feminista.
“La respuesta de Quino fue sorprendente, pues él veía a Mafalda como una niña un poco ‘cansona’, o como diríamos en Colombia, ‘repelente’. Sin embargo, con el tiempo, el maestro fue reflexionando y dándose cuenta del poder que su personaje había adquirido”.
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Uno de los aspectos más llamativos es que Mafalda rompió con las normas de las tiras cómicas de su época. Quino mismo se cuestionó sobre por qué, en su mayoría, los protagonistas de las historietas eran siempre hombres. Este enfoque era innovador, ya que era raro ver a una niña como el centro de una historia.
De hecho, la caricaturista cuenta que cuando comenzó a leer las tiras de Mafalda pensó que quien las había creado era una mujer. “Me parecía raro que un hombre escogiera a una niña como protagonista. Pero nos enseñó a muchas generaciones que las niñas podemos protestar, podemos hablar de paz mundial, podemos hablar de desequilibrio social, podemos hablar de cosas superprofundas e importantes para el desarrollo de la sociedad”.
No deja de inspirar
Para Eliana Brito, admiradora de Mafalda desde su niñez, esta pequeña, pero profunda niña de cabellos oscuros y pensamientos críticos, logró inspirar su cotidianidad.
“Me gusta su manera de ver el mundo desde la inocencia y la simplicidad de una niña. A raíz de eso, yo misma cuestionaba las normas y el estado de las cosas, incluso sin que yo entendiera todo lo que decía en ese momento”, contó.
Lo que más admira de la pequeña inconformista es su curiosidad insaciable, cualidad con la que se siente profundamente identificada. “Desde pequeña, al igual que Mafalda, siempre me he preguntado por qué las cosas son como son”.
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Por otro lado, desde su infancia, Idayris Carrillo encontró en la pequeña pensadora un espejo de sus propias inquietudes y críticas hacia el mundo. “Mafalda siempre se ha mostrado como una niña curiosa y crítica del mundo que la rodea”.
Lo que más le llama la atención de Mafalda es la profundidad y precisión de sus expresiones, así como el constante cuestionamiento sobre la validez y utilidad de lo que hacemos como seres humanos. “Ella tiene criterio y lo expresa con franqueza y somos casi contemporáneas, porque solo soy dos años mayor”.
Entre las frases de Mafalda con las que más se identifica Carrillo, figuran: “Me gustan las personas que dicen lo que piensan. Pero por encima de todo, me gustan las personas que hacen lo que dicen”, “de vez en cuando conviene sacar a pasear un poco el instinto”. Y así, Mafalda sigue siendo el espejo donde el mundo se refleja.