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Con las notas musicales de una de las canciones de despedida más triste del vallenato dijo adiós Egidio Rafael Cuadrado Hinojosa. Interpretando esa canción que Rafael Escalona compuso tras la muerte de su amigo Jaime Molina, Carlos Vives despidió al hermano musical que le dio la vida tras su muerte en la madrugada del lunes.

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“Recuerdo que Jaime Molina/Cuando estaba borracho, ponía esta condición/Que, si yo moría primero me hacía un retrato/O, si el se moría primero le sacaba un son/Ahora prefiero esta condición/Que el me hiciera el retrato y no sacarle el son”, cantó Vives.

Entre el mediodía bogotano y las 4 de la tarde, el mundo musical que recorrió Egidio con su sombre vueltiao, su mochila, su acordeón y todos esos elementos que lo hicieron símbolo provinciano en el planeta lo acompañaron en el cajón que resguardaba su cuerpo de 71 años que fue capaz de ser rey en la tierra.

Y allí, en medio de ese simbolismo Caribe, las notas del acordeón siguieron sonando para hacer de la funeraria Jardines del Recuerdo, una parranda en El Cafetal, el barrio que lo vio nacer en Villanueva, La Guajira.

Además del cantautor samario, estuvieron presentes varios músicos de La Provincia como Mayté Montero, Carlos Iván Medina, El Papa Pastor o artistas de la talla del compositor Martín Madera, Chabuco, Adriana Lucía y más.

También sonó Amor sensible del fallecido Freddy Molina. Seguidamente las notas de Mala suerte llenaron de sentimiento el recinto.

“Hemos pasado muchos días entre el llanto y la risa porque lo conocimos en su picardía”, dijo Vives en medio de su emoción.

‘El Patrón’ también recordó a Ernesto ‘Teto’ Ocampo, guitarrista de la banda que falleció el año pasado y a quien “hoy se echa especialmente de menos”.

Carlos Ortega/EFEAME9779. BOGOTÁ (COLOMBIA), 22/10/2024.- Un hombre toca un retrato del fallecido acordeonista colombiano Egidio Cuadrado durante un homenaje este lunes, en Bogotá (Colombia). Egidio Cuadrado, nacido el 15 de febrero de 1953 en la localidad de Villanueva, en el caribeño departamento de La Guajira, falleció a los 71 años tras sufrir una recaída de una neumonía que lo había afectado a comienzos de año.

Dejó un álbum grabado

El destacado bajista y director musical de La Provincia, Luis Ángel ‘el Papa’ Pastor, resaltó el tema de la composición en Egidio Cuadrado, una faceta con la que se divertía mucho al lado de Carlos, creando verdaderos éxitos a cuatro manos como Carito, un tema que en palabras de Pastor, era la canción que más le gustaba a Egidio. “Se divertía mucho cuando la interpretábamos en vivo, Egidio llevaba una diadema y hacía coros, y en ese tema interactuaba mucho con Carlos, era un espectáculo verlos como niños con ese juego de palabras entre el español y el inglés”.

El Papa Pastor también reveló que trabajó en un proyecto junto a Egidio Cuadrado, un álbum que quedó listo.

“Mi compadre Egidio dejó un álbum listo, que escuchará desde el cielo, yo fui su productor. Está cargado de letras hermosas, hay tres temas de otros autores y alrededor de ocho canciones suyas llenas de mucho sentimiento, eso lo logramos completar y bueno será el mejor homenaje póstumo que se le pueda hacer”.

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Un hermano del acordeón

A escasos 30 metros en la casa en la que nació Egidio Cuadrado en el barrio El Cafetal, en la que en ese momento era la calle 7 de esa municipalidad, el 15 de febrero de 1953, vivía otro magistral digitador: Isarel Romero ‘el Pollo Irra’, otro villanuevero que sigue llevando el folclor por el mundo.

Criados más como hermanos que como vecinos, los dos crecieron escuchando los fuelles del acordeón de sus hermanos mayores. Así lo recuerda Israel a EL HERALDO: “Mi hermano Norberto Romero era el acordeonista más destacado de ese momento. Después de mi hermano seguía en importancia, en progreso como acordeonista, Egidio Cuadrado”.

Y allí, en medio de parrandas vallenatas en esa Provincia que llevó al mundo, que fueron forjando su esencia, se fue haciendo un nombre entre los grandes.

“Nunca pensamos que íbamos a ser famosos en tantos países”, agrega ‘el Pollo Irra’, quien inmediatamente continua diciendo que “él comenzó a tocar su acordeón en los bingos bailables del pueblo, en las casetas, tocándole a la gente que llamábamos ‘la gente del centro’, o sea la gente de plata del pueblo”.

Pero si algo resaltó Romero de Cuadrado fue que logró hacer algo no muy común: ser un genio musical en el acordeón diatónico (el que siempre se usó en el vallenato) y en el acordeón piano raramente usado, como el caso del también fallecido Rafael Ricardo.

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“Aprendió a tocar el acordeón piano cosa que es bastante difícil para uno cuando ya comenzó a tocar el acordeón diatónico pero él lo hacía muy bien y combinaba las dos técnicas y eso lo ayudó muchísimo”, recuerda.

Andrés Castro/Cortesía

La esencia del vallenato

Como un tipo introvertido capaz de hacer reír a todos con solo suscitar palabra y que en su melodía lograba incluir la historia del vallenato. Así recordó a Egidio Cuadrado, su colega y amigo Andrés Castro, compositor y productor de La Provincia.

Y es que Egidio Cuadrado no era el típico músico de vallenato que buscaba el bullicio y la compañía de muchos. Para él, la vida en la carretera era un espacio para estar solo, pero eso no lo hacía menos auténtico.

“Egidio era introvertido, no tímido, pero le gustaba andar en su mundo”, dice Castro, quien compartió giras y estudios de grabación a su lado.

Lo más fascinante de Cuadrado no era solo su habilidad con el acordeón, sino cómo veía la vida. Para él, las cosas que parecían complejas a los demás, él las resumía en palabras sencillas, casi con la naturalidad de un filósofo del día a día.

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Andrés Castro lo compara con la genialidad de García Márquez, capaz de captar en frases simples la profundidad del mundo.

“La genialidad de Egidio radicó en poder simplificar todo lo que es complejo, lo que la humanidad ve como difícil, en tres palabras cotidianas”, cuenta el productor, describiendo la capacidad del acordeonero para decir mucho con muy poco.

En cada acorde que tocaba, Egidio llevaba consigo una parte de la historia del vallenato y de Colombia. Para Andrés Castro, el compadre Egidio era una especie de “Colombia rodante”, un músico que con cada melodía podía hacerte sentir como si estuvieras escuchando el relato de un país entero. “En las melodías que creaba se escuchaba la historia del vallenato”, recuerda Castro.

El ‘Cantinflas colombiano’

Y es que si algo resaltaron todos aquellos que tuvieron la fortuna de haber cruzado palabra o escenario con Egidio, era su capacidad de hacerlos reír de una manera que solo él sabía hacerlo, justo como tocaba el acordeón.

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De hecho, el baterista y productor Einar Escaf lo definió como el ‘Cantinflas colombiano’.

“Si tú hablabas con Egidio, parecía que estuvieras hablando con Mario Moreno ‘Cantinflas’, pues ese personaje, cantinflesco nuestro, para mí era Egidio, tenía esa alegría, esa chispa, y te reías mucho con él”, recuerda jocosamente.

Esa personalidad cómica contrastaba con lo introspectivo que lograba ser en la mayoría de ocasiones, pero que cuando tenía la oportunidad de sacar un cuento, alegraba a todos.

“Egidio no hablaba inglés y cuando estábamos de gira por Estados Unidos, por ejemplo, hablaba con la recepcionista y se inventaba las palabras, y ellas intentaban entenderle pero no podían (risas). Otra cosa que recuerdo es que era el último que llegaba, cuando ya nos íbamos, era el último que salía del hotel porque se ponía a ver películas”.

Pero, más allá de eso, Escaf menciona que gracias a Egidio aprendió a ver a un ser prolífero en la música, a ver cómo un ser humano que no estudió música, sabía lo suficiente de una manera empírica y no formal, llegando a desarrollar su creatividad y nivel compositivo.

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“De alguna manera, eso refuerza mucho el pensamiento de que a veces la música se estudia para sistematizarla o para tecnificarla, pero uno nace con eso”, concluyó Einar.

Hansel Vásquez/Cortesía